Las ‘caras’ del 26J: contradicciones de Zúñiga, la voz oficial y personajes clave
¿Fernando Hamdan? ¿Aníbal Aguilar? ¿Erick Foronda? ¿Fernando Rodríguez? ¿Hugo Moldiz? La danza de nombres no para. ¿Qué nexos habría entre estos personajes y el 26J? Es más ¿Qué pasó el 26J? La pregunta no solo le da el título al documental oficialista presentado por el Gobierno, el 10 de abril, con relación a los sucesos del 26 de junio de 2024, cuando una asonada militar puso en vilo a la sociedad boliviana. La formulamos muchos. Qué pasó el 26J tiene caras distintas, versiones contrapuestas, incluso, tintes incongruentes. Es que hay relatos y cronologías diferentes, con actores políticos, militares y civiles que van tomando grados distintos de liderazgo según los momentos del 26J. Si la tarea es analizar, en lo posible, a detalle, lo sucedido en la plaza Murillo cuando las tanquetas rodearon el Palacio Quemado con el gabinete de Luis Arce atrincherado adentro, los discursos emergen de dos fuentes principales: por un lado, el Gobierno, y, por el otro, el entonces general sublevado del Ejército, Juan José Zúñiga. En el medio, un abanico de personas -con botas o civiles- apuntadas por lo que entonces se leyó mediáticamente como una revuelta de parte de la entidad castrense y luego devino en versiones de “intentona de golpe”, “autogolpe”, “montaje” y otros. Aquí, una aproximación al cotejo entre el relato oficialista, con el documental “¿Qué pasó el 26J?”, y las versiones cambiantes de Zúñiga, el excomandante que brindó, recientemente, una extensa entrevista a un medio argentino desde su celular, en El Abra, y amplificó luego su voz recurriendo a la prensa mexicana para acusar con más fuerza al Gobierno, refiriendo que recibió ordenes de “eliminar a quienes sabían demasiados, incluso a varios ministros”. “GOLPE” O INSTRUCCIONES Si fue un intento de golpe o un montaje es, quizás, la discusión más a la mano. Está claro que, para el Gobierno, se trató de una amenaza al orden constitucional. Eso queda bien graficado en el documental, que enumera los momentos críticos de la asonada marcando no solo la importancia de Zúñiga en la afrenta a Luis Arce, sino explayando toda una cronología que toma episodios previos al hecho en sí mismo. Es decir, expone todo el presunto plan trazado por militares en servicio activo, pasivo y civiles para atentar contra el mandato presidencial, detalla las reuniones entre los generales en hoteles y domicilios particulares, y revela supuestas conversaciones en las que se habla de “dar un golpe” y “salvar la patria”. El cortometraje, producido por la Unidad de Comunicación del Ministerio de Gobierno, muestra, como suerte de prueba de la “planificación” de la revuelta, un chat reenviado, el 22 de junio, por el uniformado Elio Sanjinés a Zúñiga. Se trata de una conversación entre los militares en servicio pasivo Marco Antonio Bracamonte y Bismark Imaña en la que el primero dice: “Apostamos por francotiradores porque la única forma es con muertos para salvar Bolivia. Hacemos golpe”. Sin embargo, para el exgeneral Zúñiga, ahora preso en El Abra y sin chances de ser visitado, hubo un “autogolpe” y se limitó a seguir “instrucciones” del presidente Arce, aunque sus aseveraciones guardan ciertas contradicciones. “No hubo ningún intento de golpe, peor golpe de Estado. Para nada, todos son absolutamente inocentes. Yo cumplí una orden y el resto de los militares comandantes que están encarcelados, también, pero simplemente una orden superior”, asegura el exmilitar, en entrevista con Data Urgente, de Argentina. Añade que, si su intención hubiera sido realizar un golpe, no hubiera optado por hacerlo al mediodía, sino en horas de la madrugada, por estrategia. Lo curioso es que Zúñiga, bastante antes, ante el Ministerio Público, expresa otra cosa. Apunta contra el activista Fernando Hamdan -ahora también tras rejas- y sí manifiesta que hubo en medio una propuesta de “golpe”. “Hamdan me propuso dar un golpe de Estado (…). Me dijo: ‘Liberemos a los presos políticos y cerremos el Congreso y la gente nos va a apoyar’”. HAMDAN Y OTROS El activista Fernando Hamdan se ha convertido en un pilar clave en el relato oficialista. El Gobierno lo identifica como uno de los artífices activos de la asonada. Este personaje, conocido por defender a actores políticos de oposición, fue apresado en julio de 2024. Para el oficialismo, dio las directrices para la ejecución del plan. Zúñiga, en cambio, si bien ante la Fiscalía declara que este le propuso “dar un golpe”, ante Data Urgente trata de apaciguar la narrativa y refiere lo siguiente: “Lo conocí dos días antes (del 26 de junio), durante 20 minutos. Nunca antes lo había visto. Me habló de muchas cosas, me habló de los presos políticos. Me ha ofrecido que liberemos a nuestros presos políticos. Sin embargo (en el documental) se montaron algunas cosas”. La noche del 24 de junio, según el cortometraje, existe un encuentro entre el excomandante del Ejército y Hamdan, en un hotel, con miras a cerrar acuerdos de apoyo internacional. También el Gobierno acusa al activista de pedirle a Zúñiga que colocara a sujetos de su confianza en los ministerios de Economía, Planificación y otros. “Todo termina en un pacto”, sostiene el guion del corto. Para consolidar su versión, el documental apunta que Hamdan se cita con militares de peso el 26 junio, “día D”, en horas de la mañana. Y una vez consolidada la revuelta, cuando Zúñiga sale a hablar ante la prensa, Hamdan le da “letra” para que mencionara a los presos políticos y los magistrados prorrogados, entre otros. Además, Hamdan es acusado de compartir el documento titulado Fundamentación 1 al abogado Jorge Valda y al coronel Miguel Santiesteban, este último, implicado en las muertes de Senkata. En contrapartida, la teoría de Zúñiga es diferente. Inculpa a Hugo Moldiz, Fernando Rodríguez, Luis Arce y el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo. El exgeneral acusa la existencia de reuniones varias entre este “círculo íntimo” con poder de decisión. También responsabiliza a los cuatro, en caso de que suceda algo con su vida en prisión. “Echo la responsabilidad, si es que me pasa algo, al señor Presidente, al
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