Desde el Observatorio de Trata y Tráfico de Personas se informó que cuando la denuncia es por la desaparición de un o una menor de edad, la búsqueda tiene protocolos específicos por fuera, hasta que exista algún indicio, del delito de trata y tráfico de personas. Sin embargo, cuando la denuncia es por una persona mayor, como el caso de Odalys, ingresa directamente como trata generando otro tipo de procedimiento y a criterio de la encargada del observatorio generando incluso que la búsqueda se haga más compleja
En la gestión 2023, 3.049 denuncias de personas desaparecidas; de las cuales 2.953 fueron encontradas o regresaron a sus domicilios. 554 aún están en calidad de desaparecidas y 1.359 casos si se constataron como delitos de Trata y Tráfico de personas.
Para el Observatorio de Trata y Tráfico de Personas, es urgente corregir ese vacío legal, la encargada Wara Delgadillo señaló que se envió a la Asamblea Legislativa Plurinacional un Proyecto de Ley que no pasa de la comisión hace 5 años. “Cada vez tenemos reuniones, porque como cambian de legisladores, hay que volver a explicar y así esa propuesta no avanza”, puntualizó Delgadillo.
Otros datos relacionados a estos problemas son que más del 50% de las denuncias que pasan a trata y tráfico son rechazadas y de cada 10 personas desaparecidas 6 son mujeres, según lo investigado y evaluado por el Observatorio. Desde el Viceministerio de Seguridad Ciudadana se coincide con que esta situación hace difícil la investigación policial. “Efectivamente hay un vacío y desde el Ministerio de Gobierno estamos elaborando una propuesta para corregir este problema. Sin embargo, que los casos pasen a trata y tráfico, no complejiza tanto la búsqueda, es más ayuda a dar con la persona”, aseguró Roberto Ríos, viceministro de Seguridad Ciudadana.
A diferencia de niñas, niños y adolescentes. Las personas adultas, desaparecen por problemas sentimentales, económicos, familiares, labores y también por caer en redes de trata y tráfico, más en el caso de mujeres. Esto sugiere otro tipo de tratamiento en su búsqueda, tomando en cuenta que si no todos los casos son trata y tráfico para esta labor policial se debe tener una unidad especializada como se evidencia en otros países de la región. En Bolivia se intentó aplicar algo similar con la denominada “Alerta Juliana”, alerta que será relanzada en las próximas semanas según informó Ríos.
El caso de Odalys permite hablar de este tema que va más allá de un caso, las denuncias de desapariciones deben tener un tipo especial de investigación para encontrar a las personas y ninguna sea minimizada. Que los operativos sean los mismos tanto en casos mediáticos, como aquellos que no tienen toda la atención de los medios de comunicación.
RAMIRO CHARCAS