
En Bolivia, el salario mínimo nacional se ha devaluado en al menos un 50% desde 2024, y hoy solo equivale al 45% de su valor frente al dólar oficial, según el economista Luis Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija.
Romero advierte que, pese a un incremento del 10% en el salario mínimo, la inflación y el alza del dólar paralelo han erosionado fuertemente su poder de compra. Al tipo de cambio paralelo, el nuevo salario de Bs. 2.750 representa apenas 180 dólares, cuando en 2024 equivalía a 217.
A esto se suma una preocupante informalidad laboral, que supera el 84% y podría haber alcanzado el 90% en 2025, según estimaciones. La mayoría de los trabajadores no goza de beneficios sociales ni estabilidad laboral, y solo una fracción de los 753.000 empleados formales en el área urbana se beneficiará con el aumento salarial.
El economista señala que la crisis económica actual —con bajo crecimiento e inflación persistente— ha deteriorado la calidad del empleo y ha reducido el salario real, profundizando la desigualdad y la precariedad en el mercado laboral boliviano.
WILMA CATARI
PERIODISTA DEL SISTEMA RTP