Carla Cordero, analista de Políticas Sociales de la Fundación Jubileo, advierte sobre una crisis multidimensional en el país y hace un llamado urgente a la adopción de un nuevo modelo de desarrollo que enfrente la pobreza, la informalidad laboral y la falta de oportunidades.
En Bolivia, la pobreza continúa afectando con fuerza, especialmente en las zonas rurales. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 37 de cada 100 bolivianos vive en situación de pobreza, proporción que se eleva al 52% en el área rural. La pobreza extrema afecta al 12% de la población a nivel nacional, pero en el campo alcanza al 26%.
Uno de los principales factores que agrava esta situación es la alta informalidad laboral: 85 de cada 100 trabajadores carecen de acceso a la seguridad social y a servicios básicos, lo que perpetúa la pobreza de generación en generación. A esto se suma la baja calidad del sistema educativo, que limita el acceso a mejores oportunidades laborales.
Actualmente, una persona en situación de pobreza extrema sobrevive con menos de 638 bolivianos al mes —unos 15 bolivianos al día, es decir, menos de dos dólares—, un monto insuficiente para cubrir siquiera los alimentos básicos. En el caso de la pobreza moderada, el ingreso mensual no supera los 939 bolivianos, lo que equivale a cerca de 28 bolivianos diarios.
Ante este panorama, la Fundación Jubileo plantea la urgencia de construir un nuevo modelo de desarrollo que responda a las crisis económica, energética y social. Este modelo debe incluir políticas de formalización laboral, apoyo al pequeño productor y una estrategia integral que permita reducir las profundas brechas sociales del país.
WILMA CATARI
PERIODISTA DEL SISTEMA RTP
