Doña Virginia lustra zapatos desde hace más de 20 años en la Plaza Mayor de San Francisco, en el centro de la ciudad de La Paz, lugar donde confluye una gran cantidad de personas desde distintos puntos de la sede de Gobierno y El Alto.
Por las mañanas, la demanda de quienes requieren sus servicios es mayor pues las personas que van a su fuente laboral o a estudiar necesitan estar presentables. Doña Virginia dirige un sindicato que agrupa a unos 20 afiliados, quienes decidieron no subir sus tarifas, pese a que el principal insumo que emplean en su labor diaria se incrementó en un cien por ciento, por lo que dice que sus ingresos se redujeron en la misma proporción, “si antes ganaba unos 100 bolivianos ahora gano 50 bolivianos”, aseguró.
OFERTA Y DEMANDA
“La lata grande costaba cinco bolivianos y ahora cuesta 10”, dice un lustrabotas que trabaja en la plaza Abaroa y puede cobrar hasta cinco bolivianos si los zapatos de sus clientes tienen algún color especial, pero si son negros o cafés, la tarifa es de tres bolivianos, más que hace algunas semanas cuando era de dos.
A unas cuadras de la Plaza Mayor de San Francisco, un lustrabotas cobra 2,50 bolivianos si es el servicio requiere betún negro o café, pero si es amarillo u otro color especial sube su tarifa hasta en un boliviano. “La lata estaba en ocho bolivianos, pero ahora he comprado en 10 bolivianos”, dijo.
Algunos de los lustrabotas informaron que la lata de crema de colores subió hasta los 12 bolivianos, por lo que decidieron subir sus tarifas, pero esto no ocurre en la plaza San Francisco, donde mantienen los precios que se exponen en carteles que ellos mismos hicieron para enfatizar que sus clientes no tendrán que pagar más por el servicio de siempre.
Doña Virginia informa que hay alrededor de 11 asociaciones o sindicatos de lustradores en la ciudad de La Paz, algunos llegan a agrupar hasta a 35 afiliados, por lo que calcula que fácilmente pueden llegar a superar los 300 lustrabotas organizados, pero también hay quienes no están sindicalizados y realizan diferentes recorridos para no ser “sancionados” por las asociaciones o sindicatos que de tanto en tanto realizan controles para evitar que otras personas invadan las áreas de trabajo que consideran como de su propiedad.
Si bien los lustrabotas tenían una tarifa única, debido al incremento del principal insumo, sus tarifas varían, por ejemplo, hay quienes cobran tres bolivianos, pero cuando el ocasional cliente se niega a pagar este monto rebajan hasta 2,50 y pueden llegar a cobrar hasta dos.
“Es que si subimos el precio nuestros clientes no van a querer pagar”, anotó doña Virginia, quien reiteró que por este incremento de la crema de calzados ahora gana menos, pero sabe que si sube su precio no tendrá la posibilidad de tener ganancias. Doña Virginia indicó que los integrantes de su asociación reciben la crema de un mayorista, quien no les informó las razones del incremento y tampoco conoce la procedencia del producto.
Algunos de sus compañeros se dividen las latas, según sus recursos o el trabajo que realizan. Los lustrabotas paceños emplean principalmente el betún o crema de calzados, que se produce en Perú.
Según datos de la vecina nación Bolivia es el principal país que importa este producto y que representa el 93 por ciento del total de las exportaciones peruanas de este rubro.
(La Prensa)