
Daniela Artemis irrumpe en el mundo del arte con una fuerza singular. Su pollera ondea entre tintas y agujas, mientras el corset resalta su figura y las botas negras revelan su espíritu rockero. Es una mujer que no teme unir lo ancestral con lo moderno, una artista que decidió tatuar su historia sobre la piel y también sobre la memoria de quienes la conocen.
Hija de tatarabuelas de pollera y criada en Patacamaya, Daniela busca rescatar la identidad andina a través de su arte. En cada trazo, mezcla los símbolos de la Pachamama, la cruz andina y los colores de su raíz.
Lleva cuatro años tatuando y uno trabajando de manera independiente. En su estudio de la zona de San Pedro de La Paz, los clientes encuentran algo más que una cita con la tinta: encuentran una terapia.
Esa mezcla de rebeldía y tradición la hace única: una chola antigua y moderna a la vez. Sueña con llevar su cuerpo al límite del arte corporal, modificar su lengua, colocarse implantes y seguir explorando la libertad de expresión que el tatuaje le brinda.
Pero detrás de la tinta también hay cicatrices. Artemis sufrió ansiedad y depresión. La pérdida de su madre la llevó a tocar fondo.
Desde entonces, cada tatuaje se volvió una promesa de vida, un recordatorio de que incluso el dolor puede transformarse en belleza.
Hoy, la primera cholita tatuadora del pais mira hacia adelante. Sabe que emprender cuesta, que los inicios son duros y solitarios, pero también que el tiempo recompensa la constancia.
La artista no solo tatúa cuerpos, tatúa esperanzas.
JAVIER BAUTISTA
PERIODISTA DEL SISTEMA RTP