Los bloqueos de caminos y el perjuicio que ocasionan estas movilizaciones, son el resultado de la profunda crisis por la que atraviesa el sistema judicial en nuestro país.
En octubre de 2011 se realizaron las primeras elecciones judiciales, en dichos comicios el ausentismo alcanzo el 20.3% de la votación.
La segunda edición realizada en 2017 atrajo menos atención, debido a que poco se había cambiado en el procedimiento y una vez más los postulantes fueron elegidos en base a criterios políticos.
Las principales variaciones de este proceso fueron: la participación del sistema universitario, la flexibilización de las reglas para los candidatos y la participación de organizaciones de la sociedad civil.
Pese a estos cambios en ambos comicios electorales se expresó el rechazo de la población al sistema de preselección y elección de candidatos al órgano judicial porque no lograron consolidar la tan ansiada independencia judicial, que buscaba en el fondo una profunda reforma a la administración de justicia en nuestro país.
Al parecer no aprendimos las lecciones y nuevamente nos encontramos con la disyuntiva de elegir a nuestras autoridades judiciales en medio de presiones e intereses políticos.
Está claro que las elecciones judiciales no resolverán la crisis del sistema judicial, pero es imprescindible encontrar consensos en base al dialogo para iniciar un verdadero proceso de restructuración de la justicia en Bolivia.
POR: ÁNGEL LOZANO