La producción de cemento está evolucionando para mitigar su impacto ambiental significativamente. Anteriormente, el uso extensivo del clinker, una fuente contaminante, era predominante. Con la nueva normativa que permite incorporar más adiciones, se facilita cumplir con los estándares de resistencia sin generar altos niveles de contaminación, según explicó Francisco Shwortshik, Gerente General de Soboce.
Este cambio no solo implica un menor consumo de gas y una reducción en la contaminación ambiental, sino que también refleja un compromiso de SOBOCE por promover cementos con menor contenido de clinker. Este ajuste podría significar una disminución notable del 15-20% en las emisiones de CO2 asociadas con la producción de cemento. Además, la incorporación de aditivos especiales está haciendo que el cemento sea más ecológico, logrando una huella de carbono un 22% menor en comparación con los estándares previos.
Estos avances subrayan el compromiso de la industria cementera hacia prácticas más sostenibles y eco-amigables, adaptándose a las demandas actuales de conservación ambiental y eficiencia energética.
(RTP)
