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El presidente de Argentina, Javier Milei, viajó este jueves por una decisión de última hora a la ciudad patagónica de Ushuaia y, casi sobre la medianoche, se reunió allí con la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, la general Laura Richardson. En su tercer día de visita en Argentina, la delegada militar del Gobierno de Joe Biden para América del Sur visitaba una base naval en Ushuaia, y el presidente argentino decidió recorrer los 3.000 kilómetros que separan esa ciudad de Buenos Aires para demostrar que Estados Unidos será su gran socio en materia de defensa. Vestido de militar durante un acto en la base naval de la ciudad donde se escucharon los himnos de Argentina y Estados Unidos, Milei afirmó que “Occidente corre riesgo” y que los argentinos tienen “una afinidad natural” con Estados Unidos, con quienes comparten “la defensa de la vida, la libertad y la propiedad privada”. Después, anunció la construcción de una base naval conjunta en la zona. “Se trata de un gran centro logístico que constituirá el puerto de desarrollo más cercano a la Antártida y convertirá a nuestros países en la puerta de entrada al continente blanco”, detalló Milei.
El Gobierno de Milei no ha ofrecido más información sobre la construcción de una base naval en la Patagonia con participación de Estados Unidos. En 2022, el Gobierno del expresidente peronista Alberto Fernández inauguró las obras para otra base, el Polo Logístico Antártico, con un muelle militar en el Atlántico Sur. Milei dijo el jueves por la noche que “monitorea” los avances en esa obra, pero no aclaró si ahora Estados Unidos participará en la construcción o si el proyecto que ha anunciado es nuevo. Su portavoz, Manuel Adorni, tampoco lo ha aclarado este viernes en su conferencia diaria. “Ayer se hizo el anuncio y se va a empezar a trabajar en ello”, dijo el vocero presidencial. “No están las precisiones todavía”. La legislación argentina prohíbe el ingreso de tropas extranjeras sin la aprobación del Congreso, y la ley limita los casos a cuestiones de ceremonial, instrucción o ayuda en catástrofes naturales. En ningún caso la legislación permite la instalación de bases militares de otros países.
Richardson, una voz activa sobre la preocupación estadounidense por la influencia de China en América del Sur, llegó a Ushuaia para ver el trabajo de las autoridades navales que controlan las rutas marítimas comerciales en el Atlántico Sur tras días en los que tanto la embajada estadounidense como el Gobierno argentino agitaron sus dudas sobre la presencia china en la Patagonia. El lunes, durante una entrevista con el diario La Nación, el embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, afirmó que las Fuerzas Armadas chinas operaban en secreto en la zona sin aportar pruebas. “Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”, dijo. Por acuerdos firmados entre 2012 y 2014, China mantiene una base de observación espacial de 200 hectáreas en la provincia de Neuquén, en la que no tiene permitido hacer investigaciones militares. El ministro de Interior, Guillermo Francos, quiso enterrar la polémica y afirmó que eran “observaciones particulares” del embajador, pero el Gobierno afirmó después que buscará realizar “inspecciones técnicas” en la base espacial china en Neuquén.
Milei no nombró a China, pero en su discurso del jueves afirmó que “muchos gobiernos de la Argentina se han llenado la boca hablando de soberanía, pero no han hecho nada por ella”. “No han hecho nada por defender nuestras fronteras territoriales y fluviales del ingreso del narcotráfico. No han hecho nada por investigar el terrorismo islámico que lamentablemente hemos sufrido. Y no han hecho nada por defender la integridad territorial de nuestro Mar Argentino, que año tras año ha sido invadido por pesqueros ilegales y drenando sus recursos ictícolas”, dijo el presidente. La presencia de buques pesqueros extranjeros, muchos de ellos con bandera china, que trabajan en el límite de la frontera marítima argentina en el Atlántico Sur, es un problema que desde hace años vigilan las Fuerzas Armadas.
Richardson, que llegó a Argentina el martes y partirá este viernes tras la entrega de un avión Hércules al Gobierno argentino, fue una presencia incómoda en el país. El gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, de centroizquierda, había afirmado días atrás que la declararía persona non grata durante su visita a la ciudad de Ushuaia y que no la recibiría. “No vamos a recibir formalmente, oficialmente y de ninguna manera a la Jefa del Comando Sur de los Estados Unidos porque realizan prácticas militares junto a Gran Bretaña en el Atlántico Sur”, dijo el pasado 2 de abril, durante un acto en conmemoración a los veteranos de la guerra en las islas ocupadas por el Reino Unido y que Argentina intentó recuperar en una invasión en abril de 1982. La general ya se había reunido en Buenos Aires con miembros del gabinete de Milei, pero ante el desplante de las autoridades locales, el presidente decidió viajar a la provincia este jueves para acompañarla.
(EL PAÍS)