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Golpe maestro en el Louvre: roban joyas de Napoleón y Josefina

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Un robo cuidadosamente ejecutado en el Museo del Louvre de París ha dejado atónitos a expertos en arte, autoridades y al público internacional. Un grupo de desconocidos sustrajo varias joyas históricas de valor incalculable, pertenecientes a una exposición temporal sobre tesoros reales europeos, sin que se registraran daños visibles ni alarmas activadas durante el acto.

1. Un golpe ejecutado con precisión quirúrgica

El robo ocurrió en la madrugada del lunes 20 de octubre, cuando los sistemas de vigilancia del Louvre detectaron una breve interrupción eléctrica en una de las salas laterales del Pabellón Richelieu, donde se exhibían las piezas de la muestra “Joyas de las Monarquías de Europa”.

Según fuentes policiales, los delincuentes lograron desactivar sensores térmicos y cámaras internas durante menos de 15 minutos, tiempo suficiente para extraer tres cofres con joyas del siglo XVIII y XIX, entre ellas:

  • Un collar de diamantes perteneciente a la reina María Antonieta.
  • Una tiara de zafiros y perlas de la Casa de Borbón.
  • Un reloj de oro ornamentado que habría pertenecido a Napoleón III.

“Fue una operación planificada con conocimiento técnico y logístico del museo. No hay indicios de violencia ni daños estructurales”, informó el prefecto de Policía de París, Laurent Nunez.

2. Alarma y silencio en el corazón de Francia

El Museo del Louvre, uno de los más visitados del mundo, permaneció cerrado parcialmente durante 48 horas mientras equipos de seguridad revisaban las instalaciones.
La dirección del museo calificó el hecho como “una violación simbólica del patrimonio francés” y confirmó que se activaron los protocolos de cooperación con Interpol y la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC).

La ministra de Cultura, Rachida Dati, calificó el robo como “un ataque contra la memoria europea y el valor de la historia compartida”, y prometió reforzar los estándares de seguridad en museos nacionales.

“No se trata solo de un robo de objetos valiosos, sino de fragmentos de nuestra identidad cultural”, declaró Dati desde el Palacio del Elíseo.


3. Sospechas y modus operandi

Las primeras hipótesis apuntan a un grupo internacional especializado en arte robado, posiblemente vinculado a la red conocida como “The Pink Panthers”, famosa por sus asaltos de precisión en museos y joyerías de Europa.
Los investigadores encontraron rastros de interferencia electromagnética en los sistemas de alarma y señales encriptadas que sugieren uso de tecnología militar para hackeo de sensores.

Según la policía, el valor estimado de las piezas robadas superaría los 120 millones de euros, aunque los expertos advierten que su valor histórico es incalculable e imposible de revender en el mercado legal.

“Estos objetos no pueden venderse abiertamente. Solo una red muy sofisticada podría intentar colocarlos en el circuito clandestino”, explicó la especialista en patrimonio cultural Claudine Perrier.

4. La reacción del mundo del arte

El suceso ha provocado una ola de indignación y alarma entre instituciones culturales europeas.
Museos de Londres, Viena y Madrid reforzaron sus medidas de seguridad de inmediato, mientras expertos del ICOM (Consejo Internacional de Museos) instaron a revisar los protocolos de resguardo de piezas prestadas o en exhibición temporal.

Artistas y curadores destacaron que el hecho simboliza una crisis en la protección del patrimonio global, agravada por el incremento del comercio ilícito de arte tras la pandemia.

“El arte no solo está en peligro por el olvido, sino también por el crimen organizado”, escribió en Le Monde el crítico cultural Jean-Paul Nivard.


5. La dimensión simbólica del robo

El Louvre, símbolo de la historia y el arte universal, ya había sufrido intentos de robo en el pasado, pero ninguno con tal nivel de sofisticación.
El hecho ocurre en un momento de revalorización del patrimonio europeo y de tensión internacional por el tráfico de antigüedades, especialmente las reclamadas por países que exigen la devolución de piezas coloniales.

Algunos analistas consideran que este robo no solo persigue un beneficio económico, sino también un mensaje político o ideológico, dada la selección específica de objetos vinculados al poder monárquico.

“Se trata de un acto que combina símbolo y estrategia: robar la historia para cuestionar su custodia”, afirmó el historiador André Moureaux de la Universidad de la Sorbona.

AGENCIAS

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