
Las microempresas y los artesanos en Bolivia enfrentan grandes dificultades económicas. Muchas de estas pequeñas empresas han tenido que transformarse en negocios familiares, y la mayoría ha prescindido de sus empleados debido a la caída en las ventas.
La crisis económica actual ha provocado despidos, migración de trabajadores a otras regiones o países, e incluso vacaciones colectivas forzadas. Antes, estas microempresas podían emplear hasta ocho trabajadores; ahora muchas operan únicamente con familiares. En el caso de los zapateros, por ejemplo, si antes lograban vender entre cuatro y seis pares de zapatos al día, ahora solo venden dos, uno o incluso ninguno.
A esto se suman las dificultades con los materiales importados, cuyos precios han aumentado, aunque el costo del cuero se ha mantenido estable. A pesar de ello, los microempresarios deben hacer frente a gastos de alquiler, préstamos bancarios, servicios básicos e impuestos del régimen simplificado, lo que hace su situación aún más preocupante.
WILMA CATARI
PERIODISTA DEL SISTEMA RTP