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Las mujeres lideran el camino del emprendimiento económico en Bolivia

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FOTO: ONU BOLIVIA

Detrás de la mayoría de los emprendimientos  bolivianos hay una mujer. “El ejercicio de una actividad independiente o la creación de una empresa –por lo general microempresa– son, con frecuencia, los únicos medios que disponen las mujeres para obtener ingresos que les permitan  garantizar su subsistencia y la de sus hijos (…)”, así lo indica Unifranz, una entre varias instituciones que está detrás del estudio denominado “Perfil de la mujer emprendedora en  Bolivia: Dinámicas de emprendimientos liderados por mujeres en la economía informal”.

Esto llevó a la conclusión de que el emprendedurismo en Bolivia tiene rostro de mujer. Esta aseveración se basa además en la investigación del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), que establece que, en el país, el 95% de las empresas es micro, pequeña o mediana; el 70% de ellas es liderada por mujeres.

El Instituto de la Mujer y Empresa (IME) –parte del centro estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz– y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD en  Bolivia, son otras instancias que se involucraron en el reciente estudio. “Estamos emocionadas de compartir los resultados de nuestro último estudio, que arroja luz sobre las características y desafíos de los emprendimientos liderados por mujeres en la economía informal de nuestro país (…)”, manifestaron desde IME.

RUBROS

Comercio, servicios y manufacturas son los tres rubros que dominan el ecosistema emprendedor informal de las mujeres en  Bolivia, un sector con un perfil múltiple, diverso y complejo, que contempla desde jóvenes sin mucha experiencia que se lanzan a la piscina hasta mujeres maduras que deben emprender para sobrevivir, también hay profesionales solteras que requieren de un segundo ingreso y madres que trabajan en dos cosas a la vez, con variables niveles de conocimientos sobre tecnología y acceso a servicios financieros así lo establece Unifranz, a través de su página oficial.

Esta investigación realizada el mes pasado abarcó La Paz,  El Alto, Santa Cruz y  Cochabamba.

Para la CEO del IME y rectora de Unifranz, Verónica Ágreda, la información contenida en este estudio permitirá entender de mejor manera las dinámicas de la informalidad y formalidad en el emprendimiento de las mujeres.

“El street data, la información desde la calle, nos muestra las cosas como realmente son. Muchas veces somos detractores de la economía informal y no nos damos cuenta de que el sistema es interdependiente y que, a veces, las causales para dar este gran salto de pasar de la economía informal a la formal no dependen solamente de las voluntades, sino también de políticas públicas, de servicios financieros, de programas de capacitación y otros que hagan posible que ese paso se siga dando. Es importante conocer las realidades en las que viven nuestras emprendedoras”, expresó.

“Mi emprendimiento es la venta de accesorios para movilidades, mi empresa empezó hace 10 años y ha sido un camino de aprender cosas nuevas, idas y venidas, pero ahora que está consolidado puedo decir que es exitoso”, señala Ana Mayta Kantuta, una emprendedora de 53 años.

Orgullosa comerciante, Ana Mayta indica que, antes de su emprendimiento, estudió enfermería y tomó varios trabajos; sin embargo, las ventas llamaron su atención y montó su puesto en la Feria 16 de Julio.

“Con el tiempo he aprendido sobre los modelos, los accesorios, qué traer y qué vender y al irme mejor también he podido conseguir préstamos bancarios y expandirme”, señala.

ROSTROS

Desde adolescentes sin instrucción hasta madres con formación técnica o universitaria, las emprendedoras bolivianas en el sector informal abarcan todos los estratos de la sociedad, generando un ecosistema emprendedor rico y lleno de oportunidades y desafíos.

“Queda claro que no existe un perfil de la mujer emprendedora, existen varios. Sin embargo, se identificaron variables diferenciadoras que visualizan algunos de los perfiles de las mujeres emprendedoras y sus negocios”, señala el estudio presentado ayer. 

En general, el estudio señala que el promedio de edad de la mujer emprendedora en  Bolivia es de 39 años, aunque se observan variaciones regionales de concentración de gente joven en  El Alto y Santa Cruz, con un rango etario entre 17 y 78 años, mostrando una gran heterogeneidad en la composición de este sector.

“La edad es una variable diferenciadora importante, así como el grado de instrucción que se relaciona con el acceso a servicios financieros y digitales”, explica el documento.

Según el estudio, primero existe un grupo de mujeres muy jóvenes (menores a 24 años) que se caracteriza por un bajo nivel de instrucción y muy poco acceso a servicios financieros. Por su parte, las mujeres jóvenes (de 25 a 40), tienen más probabilidad de contar con mayor nivel de instrucción, relacionado con el acceso a servicios financieros y digitales. 

“Este gran grupo, considera dos subgrupos, las mujeres con mayor probabilidad de tener pareja, que son las que más horas trabajan a la semana, probablemente por su doble carga que incluye labores de cuidado. Por otra parte, las mujeres con mayor probabilidad de no tener pareja, se constituye un grupo que tienen mayores posibilidades de dedicar más tiempo a su emprendimiento o empresa”, explica. 

Por último, el grupo de mujeres mayores a 40 años es el segmento más vulnerable, debido a su bajo nivel de instrucción que influye en el escaso acceso a servicios financieros y digitales.

(OPINIÓN)

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