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Coripata, cuna del fútbol yungueño

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Juan Angola Maconde habla dos idiomas: el lenguaje del fútbol y de las letras. La colisión de estos mundos, aunque disimiles, concluyó con la presentación del libro “La Historia del Fútbol de Coripata”, una recopilación, que permitió traer a la actualidad la imagen de semillero alrededor de esta localidad yungueña.

Angola, economista de profesión, ahora jubilado, maneja la escritura con un estilo pulcro, como cuando jugaba como defensor en la década de los 70. Muchos años después, juntaría estas pasiones en un libro que revive los pasajes gloriosos de Coripata, como uno de los referentes del fútbol de los Yungas.

En su hoja de vida, Angola defendió las divisas de 31 de Octubre, equipo que marcó su debut en 1972, Alas, Chaco Petrolero y Fígaro, y es autor de textos sobre la historia de la cultura afroboliviana. ¿Quién mejor que él para compilar la trascendencia de Coripata en el fútbol nacional?

Las amistades que nacen del fútbol le designaron este trabajo, un proceso que duró ocho años, reuniendo 65 años de historia (1935-2000). Este nombramiento vino acompañado de la satisfacción y días de penas.

“He sopesado con malos momentos. Pensaban que me iba a enriquecer, hubo desconfianza de proporcionar algunas fotografías”, reveló Angola, quien, en el lado opuesto, encontró el desprendimiento de otra gente, que entendió que el libro buscaba dejar un testimonio, rico en datos, sobre Coripata y su tradición futbolera.

Luego de la Guerra del Chaco, el país estaba en reconstrucción, mientras, a 130 kilómetros de distancia de la sede de Gobierno, brotaban los primeros hombres que harían rodar la pelota en sus horas libres, entre los cultivos de fruta, café o coca.

Antes que estallará la Revolución de 1952, el torneo Interyungueño ya estaba en la boca de la afición paceña, disfrutando de los partidos de las selecciones de: Coripata, Coroico, Chulumani e Irupana, jugando en ls cancha de la Said, con los apellidos Vera, Loza, Asturizaga, como los más requeridos.

LAS PERLAS DE CORIPATA
La lista de los cracks coripateños la encabezan los hermanos Castillo, Ramiro e Iván, el primero jugando la Copa Mundial USA 1994, cautivando al fútbol argentino con la camiseta de Argentinos Juniors, River Plate y Platense, saliendo en la portada de la revista El Gráfico con el uniforme de los millonarios.

Tanto Ramiro como Iván jugaron en la Selección Nacional, fueron campeones con Bolívar y The Strongest. Demetrio Angola, por su lado, sobresalió en Wilstermann. Rebobinado, los hermanos Iriondo, Juan y Luis, le dieron días de gloria a The Strongest. Gustavo Pinedo, Ramiro Ballivián y Leonel Morales también pasaron por los “grandes” del fútbol boliviano y actuaron en el extranjero.

“El ejemplo que dejaron estos jugadores, cada quien con su estilo, me llena de orgullo. Antes éramos pocos, ahora, los clubes tienen presencia de varios jugadores afroyungueños. Ojalá se siga con ese entusiasmo de que los jóvenes se sigan prodigando para poner en alto el nombre de sus comunidades y de sus raíces africanas”, agregó Angola, quien es primo de Demetrio.

EL PUEBLO OLVIDADO
Los goles coripateños se siguen gritando; aunque esta región ha quedado en el olvido, un golpe de ingratitud de parte de la dirigencia. Luis Iriondo fue un ícono en The Strongest, abriendo con orgullo la puerta para sus paisanos; no obstante, existió el desamparo.

“No se dijo mucho de Luis Iriondo, que ha jugado bastante tiempo. Nunca The Strongest fue a Coripata por un reconocimiento o fue a hacer un apoyo”, lamentó el escritor.

Pese a este pasaje penoso, Coripata pudo salir adelante con su propia gente. Bajo el trabajo mancomunado de Iván Castillo y Martín Careaga, la escuela de fútbol Castillo & Careaga va nutriendo de sueños y conceptos futbolísticos a los niños, niñas y jóvenes. Entre tanto, cerca de la plaza de esta localidad, hay un museo, donde los históricos futbolistas coripateños tienen su espacio, como reconocimiento a su esfuerzo y talento.
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La primera edición de “La Historia del Fútbol de Coripata” cuenta con un tiraje de 500 ejemplares. El autor considera necesaria una reimpresión con la presencia de futbolistas, a partir de 2000 hasta nuestros días.

“El fútbol es para constantes, hay tropiezos, lesiones, te desaniman, porque no te toman en cuenta y eso no debe ser motivo para hacerse a un lado, ahí hay que trabajar dos veces o más para ser grande”, aconsejó Angola, luego de escribir la última dedicatoria, antes de volver a su tierra para la presentación del libro, en el atrio de la iglesia, donde varios de los futbolistas se encomiendan para ejercer una carrera profesional en plenitud y mostrar su fútbol fuera del país.

Por Max Rodolfo Vino Arcaya

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