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Minería

Minería informal enlutó a 113 familias en este año

Potosí registra, en lo que va del 2024, 113 muertes relacionadas directamente con la minería ilegal o informal. Es la cifra más alta de los últimos tres años, de acuerdo al director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen de ese departamento, Marco Antonio Dávalos. La cifra se complementa a nivel nacional con otras víctimas fatales en La Paz y Oruro. Entre las principales causas de muerte en la minería se cuentan: la exposición de dinamita, la asfixia por gases tóxicos, el desplome de estructuras conocidas como planchones y la precipitación desde altura. Prácticamente todos estos fallecimientos de este año se produjeron en operaciones ilegales o desreguladas, espacios donde la seguridad ocupacional es prácticamente nula, a contramano de la minería moderna y formal. La muerte más reciente fue la de un trabajador de la Cooperativa Minera 10 de Noviembre que murió el martes 26 de noviembre aplastado por un derrumbe cuando verificaba la detonación de una carga de dinamita en el Cerro Rico, de acuerdo a la publicación del periódico El Potosí. Entre las víctimas fatales que cobró la minería informal este año se cuentan dos menores de edad y seis mujeres. La última mujer minera en perder la vida tenía 21 años y murió al caer 60 metros en la mina perada por la cooperativa Ollerías. En agosto de este año familiares de otro minero desaparecido, también en Ollerías, denunciaron que la víctima cayó en circunstancias sospechosas, también desde una altura de 60 metros, su viuda aseguró que la vida de su esposo fue ofrecido como ofrenda al Tío. El panorama ha empeorado dramáticamente en comparación con el año anterior. Para octubre de 2023, los accidentes en minas habían cobrado la vida de 63 trabajadores, en su mayoría varones, incluidos niños y adolescentes. La minería ilegal o desregulada (cooperativas mineras que no cumplen con la regulación), a pesar de su relevancia económica, sigue ignorando los derechos de los trabajadores, vulnerando las normas que protegen el medio ambiente y aportando poco o nada el desarrollo local, regional y nacional. También en La Paz Si bien una abrumadora cantidad de muertes en operaciones mineras se produjeron en Potosí, también hubo víctimas fatales de la minería informal en La Paz. A finales de junio, dos trabajadores de la Cooperativa Minera Aurífera Tipuani Pampa R.L. perdieron la vida en un trágico incidente ocurrido en el cantón Yani, municipio de Sorata. El deslizamiento de un cerro ocurrió mientras los trabajadores realizaban labores de movimientos de tierra. En el mes de agosto, una mujer de 57 años que lavaba oro aluvial en la Cooperativa Aurífera Israel Séptimo, asentada en Mapiri, fue aplastada por un derrumbe al no poder escapar de la zanja cavada en el río donde trabajaba. Enfrentamientos Pero las muertes en la minería informal, no solamente están asociadas a los accidentes laborales. En mayo de este año el enfrentamiento entre las cooperativas auríferas Gran Poder y Primero de Mayo dejó el saldo de un muerto y dos heridos de gravedad. El conflicto se produjo por disputas entre ambos emprendimientos mineros por el control de áreas de explotación. También en el cantón Yani, en el municipio de Sorata, pero en el mes de julio, el enfrentamiento entre tres cooperativas mineras cobró la vida de dos oficiales de policía que formaban parte del contingente desplazado en la zona para apaciguar el conflicto. Ambos sufrieron quemaduras en todo el cuerpo cuando los mineros prendieron fuego a los pastizales por donde se desplazaban las fuerzas del orden. Estos eventos son en su mayoría evitables y casi inexistentes en la minería privada, que sí cumple con protocolos de seguridad y es supervisada por las autoridades correspondientes, es en cambio frecuente en la minería cooperativizada y en la minería ilegal. José Carrión, experto en seguridad en operaciones mineras, explica que los riesgos asociados con la minería abarcan desde la caída de rocas y el uso de explosivos hasta el manejo de mercurio en la minería de oro. “Mejorar las medidas de seguridad es imprescindible para prevenir incidentes y proteger la integridad de los trabajadores”, escribió el experto en sus redes sociales. RTP

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Milenio: Si Bolivia no desarrolla el sector minero perderá una ventana de oportunidad histórica

Bolivia es un país con importantes reservas de minerales, pero sin las condiciones que permitan el desarrollo de ese potencial en su vasta geografía andino-amazónica. La falta de inversiones, la inseguridad jurídica, el intervencionismo estatal, la incertidumbre política, la informalidad en la actividad extractiva y el deterioro ambiental, entre otros, figuran en la lista de los problemas que asfixian y estancan a este sector, de acuerdo al análisis de la Fundación Milenio. La organización considera que si los vientos del cambio soplaran a favor de una minería moderna, competitiva y sostenible, en pocos años los resultados podrían ser distintos y dar lugar a un nuevo comienzo en un sector que ha marcado los hitos más relevantes en la historia económica del país, pero que también dio lugar a innumerables mitos que frustraron su desarrollo y modernización. “Las oportunidades representan hoy la suma de la demanda de metales tradicionales, que mantiene una tendencia de crecimiento, con la de nuevos metales, los llamados metales críticos, como litio, galio, tantalio, tierras raras y otros, estimulada por la transición energética y la revolución tecnológica y digital”, explica el director de la Fundación, Henry Oporto. Sin embargo, advierte Milenio, las oportunidades se pierden, si no se desarrollan las capacidades de la minería en Bolivia, por ahora condicionadas por una producción estancada, escaso valor añadido y exportaciones concentradas en pocos minerales muy dependientes de las cambiantes cotizaciones internacionales. La Estrategia de Desarrollo Minero (EDM) que pone a consideración la Fundación Milenio apunta a superar la contradicción entre oportunidades y potencialidades, para transitar de una minería subdesarrollada a un estadio diferente de transformación productiva y modernización institucional conducente a una minería sostenible, competitiva e inclusiva. Esta transformación hará de una renovada industria minera un motor de estabilidad y crecimiento de la economía nacional.   La EDM gira en torno a dos ejes: el primero, la promoción de la inversión minera, con apertura a la inversión extranjera, en un marco jurídico que proporcione al sector privado libertad económica, ventajas competitivas, seguridad y estabilidad en sus proyectos y operaciones; y el segundo eje, la urgencia de frenar la informalización creciente de la actividad minera, mediante la formalización plena de las cooperativas mineras y su conversión en unidades productivas eficientes, con capacidad de gestión técnica, administrativa, y ambiental, con igualdad de derechos y obligaciones ante la ley, y la posibilidad de capitalizarse y constituirse en un emergente empresariado minero popular. Se busca también superar el conflicto y la tensión entre una minería tecnológicamente avanzada, pero de pocas empresas con capital extranjero, y una minería de baja productividad en su mayoría informal, que sin embargo absorbe más del 90% del empleo, para lo cual se proponen medidas para aumentar la productividad del sector cooperativista, con menos impacto ambiental y la integración de las cooperativas con el sector empresarial moderno, de modo de elevar la calidad de los trabajos en la minería y los beneficios tanto para las regiones mineras como para el país en su conjunto.   La EDM propone cinco políticas prioritarias: fomento y protección de la inversión minera; modernización de las cooperativas; sustentabilidad socioambiental; recursos humanos calificados; institucionalidad y buena gobernanza. Además, un Anteproyecto de Nueva Ley de Minería, y un Anteproyecto de Modificación a Ley General de Cooperativas, como instrumentos necesarios para proveer de garantías, incentivos y oportunidades a la inversión y a la actividad minera. Una de las metas de esta estrategia es que, en 5 años, la participación de la minería en el PIB total suba de 5.26% al 10%, de 2.751 millones de dólares a 5.322 millones, con la movilización de poco más de 5 mil millones de dólares en inversiones hasta el año 2030. Con certeza, no se trata de un objetivo inalcanzable. Otros países vecinos ya lo lograron y Bolivia también puede hacerlo si se hacen las tareas en consenso, dejando atrás las cosas que lastran la actividad minera, y si se tiene la convicción y determinación de impulsar el progreso de la minería para generar más exportaciones, ingresos para el país y mejores condiciones de vida y bienestar para los bolivianos en el este siglo. RTP

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Proponen plan para duplicar el aporte de la minería al PIB en cinco años

La Fundación Milenio presentó una Estrategia de Desarrollo Minero (EDM) cuyo objetivo es que, entre el 2025 y el 2030, la participación de la minería en el PIB nacional pase de 5.26% al 10%, con una inversión estimada de US$ 5 mil millones durante ese quinquenio. “Con normas eficientes, que aseguren certidumbre, mayor inversión privada extranjera y nacional, modernización institucional y una drástica reducción del impacto ambiental de las operaciones, es posible pasar de 2.751 millones que representa actualmente la participación de la minería en el PIB a 5.322 millones de dólares”, afirmó Henry Oporto de Milenio. La estrategia gira en torno a dos ejes: la promoción de la inversión minera, con apertura a la inversión extranjera, en un marco jurídico que proporcione al sector privado libertad económica, ventajas competitivas, seguridad y estabilidad en sus proyectos y operaciones y por otra parte la necesidad de frenar la informalización creciente de la actividad minera, mediante la formalización plena de las cooperativas mineras y su conversión en unidades productivas eficientes y responsables. Entre las medidas contempladas en el Anteproyecto de una Nueva Ley de Minería, elaborado por Milenio, está reforzar el derecho minero mediante la figura del Contrato de Concesión Minera, en reemplazo del actual contrato administrativo, de manera de afianzar la seguridad jurídica de las inversiones y actividades mineras. También se propone, la creación de la Superintendencia de Minas (en lugar de la AJAM), como entidad independiente encargada de administrar los procesos de otorgamiento de derechos mineros y el cumplimiento de obligaciones inherentes a dichos derechos, junto con el establecimiento de la judicatura minera a cargo de un Juez de Minas. Otra de las propuestas es la creación de un “régimen tributario más competitivo en relación a los vigentes en otros países mineros, eliminando la Alícuota Adicional de 12.5 sobre el Impuesto a las Utilidades de las Empresas (IUE); alícuota que determina que hoy en día las empresas paguen una tasa de 37.5% de IUE, una de las más altas en la región”, explicó Oporto. Los pequeños productores mineros y las cooperativas mineras podrán acogerse a un Régimen Especial del Impuesto sobre las Utilidades de las Empresas (RE-IUE) consistente en un único pago anual del 4,8% sobre el valor bruto de sus ventas. Este Régimen Especial no exime a sus sujetos pasivos del pago de la Regalía Minera (RM) ni tampoco del pago de la Sobretasa a las Utilidades Extraordinarias en la Minería, puntualizó el investigador. También se propone destinar el 5% del pago de la regalía minera para beneficio directo de las comunidades rurales colindantes con el área de impacto del emprendimiento minero. Entre las medidas concretas están incorporar a la Ley General de Cooperativas, las disposiciones del Decreto 2892 de 2016, para la protección de los derechos laborales y sociales de los trabajadores de las cooperativas mineras, que están en situación de informalidad y explotación.  A fin de que estos trabajadores (que no son socios) reciban una pensión de jubilación, se prevé reforzar el aporte laboral al sistema de pensiones, dentro del régimen tributario especial, de acuerdo al proyecto de Milenio. Oporto considera conveniente que las cooperativas mineras tengan la opción de convertirse voluntariamente en sociedades comerciales (SRL), para tener las ventajas de esta otra forma de organización empresarial en términos de mejores prácticas de gestión técnica y administrativa, gerenciamiento, capitalización de activos, acceso al crédito, etc. Por último, Milenio propone implementar un programa de servicio civil meritocrático, que institucionalice y cualifique la función pública en el sector minero, contando con la asistencia de la cooperación internacional. “Nuestra minería debe dotarse de un sistema institucional sólido, eficiente y transparente, basado en los méritos, el profesionalismo, la estabilidad funcionaria, la probidad y vocación de servicio, la autonomía de gestión, el apego y cumplimiento estricto de la ley”, concluyó Oporto. RTP

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A raíz del crecimiento desmedido de la actividad minera, el Ministerio de Minería pidió a los operadores ilegales que regulen sus autorizaciones ante la AJAM

A raíz del reportaje que realizó nuestro equipo de prensa, donde mostramos el crecimiento desmedido y sin control de las cooperativas mineras, el ministro de Minería, Alejandro Santos, la mañana de este martes pidió a sus compañeros que operan ilegalmente que regulen sus autorizaciones y cumplan con los requisitos para realizar sus operaciones. La autoridad advirtió que, en caso de no regularizar sus trámites y autorizaciones, esta repartición en coordinación con el Ministerio de Gobierno, la AJAM y la Policía realizarán operativos sorpresa para sancionar a los infractores. Consultado sobre cuantos procesos legales se iniciaron el año pasado contra la minería ilegal, la autoridad señaló que fueron 19 y en lo que va de 2024 las acciones legales llegan a 25. (RTP)

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BOLIVIA, EL PAÍS DE LA TIERRA ENVENENADA

Elva Arando tiene 47 años y creció frente a una montaña de 4,3 millones de toneladas de residuos mineros abandonados, también llamado pasivo ambiental. Es el depósito San Miguel de Cantumarca, en Potosí, uno de los 1.188 inventariados por el Estado en Bolivia. Aquí, en medio de la ciudad, el cierre perimetral de estos tóxicos consiste en unos postes de madera de metro y medio de altura, como si se tratase del lindero de una chacra. Pero en realidad el lugar contiene cargas sulfurosas y óxidos con contenidos de cuarzo, pirita, esfalerita, galena, calcopirita y también plata, plomo, estaño y zinc. Todos, nocivos para la salud y el medio ambiente. Mientras esta mujer camina, sus zapatos café pisan un material aceitoso marrón y amarillo que se ha acumulado al costado de la Ruta Nacional 5. Es el contaminante que dejó en 1985 la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) por la explotación de estaño durante 45 años, que se escurre por la carretera que une la ciudad imperial con el majestuoso Salar de Uyuni. El dique San Miguel contiene cargas sulfurosas y óxidos con contenidos de cuarzo, pirita, esfalerita, galena, calcopirita y también plata, plomo, estaño y zinc. Elva dice que sus abuelos y la gente de esa época permitieron instalar ese depósito ante la necesidad de dos piletas públicas de agua, sin pensar que con los años este y otros pasivos mineros de la zona se convertirían en los verdugos de sus hijos y nietos. Entre ellos, ella, que ahora tiene plomo en su sangre en niveles que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que afecta al ser humano. Alrededor del millar de pasivos ambientales que envenenan la tierra en Bolivia viven 304 comunidades, detectadas mediante análisis de información geográfica para esta investigación de ACCESO y CONNECTAS, en alianza con El Deber, El País y Erbol. Los estudios sobre la afectación a los humanos en estos sitios también es una cuenta pendiente, porque el Estado tampoco invierte en ello. Pero en dos lugares donde sí lograron hacerse pruebas de laboratorio bajo esfuerzo de los vecinos y organizaciones no gubernamentales, el 45% de los estudiados, están afectados por metales pesados en su organismo. San Miguel no es el único problema de Cantumarca. A unos dos kilómetros hacia el oeste, Laguna Pampa I y Laguna Pampa II forman parte de otros 782 pasivos ambientales aún no inventariados, según cálculos del Servicio Geológico Minero (Sergeomin). Ambos son depósitos de residuos mineros en los que el Gobierno prorrogó su cierre y mitigación. Hay caseríos alrededor que no cambian su imagen apocalíptica: es un desierto de tierra plomiza con cúmulos de agua, verdosa o marrón, dispersa por todos lados; tuberías en desuso botadas a un costado; volquetas que entran y salen del lugar; y un viento de abril que levanta partículas de polvo contaminadas y las esparce por el vecindario. Diez minutos son suficientes para salir con los ojos rojos y un escozor en la garganta, como si se hubiese tragado gas pimienta que usa la policía en una represión. Aquí no se requiere contraseña para entrar al inframundo; se nace y se vive en él. En Bolivia, un país minero, se permite a los industriales exprimir la tierra y dejar una herencia tóxica. En los últimos 30 años, entre el Ejecutivo nacional, gobernaciones y alcaldías recibieron más de 5 mil millones de dólares por regalías e impuestos a la minería, mientras que los operadores produjeron minerales valuados en más de 52 mil millones de dólares. Además, esta actividad permaneció entre los tres primeros rubros de exportación con mayor valor económico. A cambio, el Estado mediante la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) sólo mitigó un pasivo ambiental con recursos propios y 12 con inversión de la cooperación Danesa. Los trabajos se realizaron entre 2004 y 2014. Ese último año, con la nueva Ley de Minería también se dejó de legislar sobre quién se hace cargo de los contaminantes mineros originados antes del 1992. Luego, los ministerios de Minería y el de Medio Ambiente tampoco generaron una normativa específica para la restauración de pasivos ambientales. Ríos, lagos, lagunas y quebradas, junto a su biodiversidad, también son víctimas de la tierra envenenada que deja la minería. Cerca de 400 fuentes hídricas —detectadas para esta investigación— están dentro del área de influencia (1 kilómetro) de los pasivos ambientales. En 20 ríos está demostrada su afectación por estudios científicos, donde es imposible la vida de la flora y fauna. Son prácticamente ríos muertos. LA SALUD AFECTADA Tiene dos años de edad y por sus venas corren 14,7 miligramos de plomo por cada decilitro de sangre (ug/dl); es la paciente afectada más joven de Cantumarca. La mina le ha marcado para el resto de su vida. Lo más probable es que su cerebro se vea afectado y desarrolle una discapacidad intelectual, porque la OMS advierte que esos son los efectos que puede tener un infante si tiene más de 3,5 miligramos de este tóxico en su cuerpo. Aunque también aclara que no existe ningún nivel de plomo en el organismo que se considere exento de riesgo. Vicente Arando, un tipo de tez colorada y un bastón de cacique, sabe bien que en Cantumarca la desgracia está en los pasivos ambientales mineros, porque de 116 personas sometidas a pruebas de laboratorio en el año 2023, el 80% tenía niveles de plomo en su sangre (unos con mayor grado que otros). Vicente Arando, cacique de Cantumarca. De fondo, residuos mineros secos depositados en el dique Laguna Pampa I y II. Esos test no los fueron a realizar el Ministerio de Salud, el Servicio Departamental de Salud ni alguna institución de medio ambiente; los mismos pobladores recaudaron dinero y gestionaron ayuda del laboratorio privado Niño Jesús, porque el Estado siempre estuvo ausente. Las entidades públicas más bien les cuestionaron el por qué se hicieron estos estudios, recuerda Elva Arando aquel episodio ocurrido en Potosí; ella es agente comunal. Jael Aquilar, una bioquímica que antes había procesado muestras de sangre para

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“NADIE NOS LLEVA”: de niños a adultos, protagonistas de la precarización minera cooperativista del Cerro Rico

Bajan trotando con la destreza y agilidad que solo tres adolescentes podrían tener al descender de una montaña. Hacen una pausa para escuchar al forastero —identificado como periodista— hacerles preguntas sobre su presencia en el lugar. Dudan, se ponen nerviosos y tardan en responder sobre su edad. “Diecisiete”, “dieciocho” y el tercero, después de una risita, suelta, entre dientes, “veintidós”. Luego, como impulsados por un resorte, siguen presurosos su ruta. A diario, más que todo por vacaciones, dice la gente, ingresan muchos menores de edad a las diferentes minas del Cerro Rico de Potosí. Pero en realidad es algo más normal y recurrente que solo un fenómeno atribuido a una época del año. No obstante, ese es solo uno de los elementos que caracteriza a la minería cooperativizada en la histórica montaña. La inseguridad y los accidentes, algunos seguidos de muerte, más que todo por las condiciones de deterioro del cerro, se han convertido en la marca registrada del lugar. A ello se suma la informalidad laboral al no tener contratos escritos con los trabajadores, mayormente peones. Además, no todas las personas que trabajan en el Cerro Rico cuentan con un seguro de salud y la información relacionada tampoco es transparente. Para Bruno Rojas, investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), se trata de un estado de precarización laboral que es la característica fundamental de los mercados de trabajo en Bolivia. “Son urgentes políticas públicas tendientes a la mejora de la calidad del empleo de los trabajadores, la puesta en marcha de una política salarial que establezca el pago de salarios acorde al costo de la Canasta básica familiar, la implementación efectiva de las normas de seguridad industrial y ocupacional y el desarrollo de políticas de desarrollo productivo que no sólo contemple actividades extractivas”. Bruno Rojas, Cedla. TRABAJO DE MENORES NORMALIZADO Hay cuatro explicaciones que dan los entrevistados para justificar, si es que puede ser justificable, el ingreso de menores de edad a las entrañas de la tierra para trabajar en el propósito común de encontrar minerales. En primer lugar, por la fecha y época en la que se hizo el reporteo de este trabajo periodístico, varias personas coincidieron en que el receso de vacaciones escolares lleva a los adolescentes, e incluso a niños, a la mina. En segundo término, se trata de una normalización a partir de tradiciones familiares; los padres y tíos de los actuales adolescentes y niños también ingresaron a muy temprana edad a los socavones y, en algunos casos, son ellos mismos quienes llevan a sus hijos y sobrinos a estos trabajos. La tercera explicación está vinculada al factor necesidad dado que en muchas ocasiones, el padre de familia, minero, fallece antes de cumplir los 40 años, y los adolescentes deben hacerse cargo de la madre y de sus hermanos. Por último, algunos deciden entrar a trabajar en minería, más que porque lo necesiten o porque su familia esté en apuros económicos, por darse gustos y comprarse, por ejemplo, una motocicleta. En todos los escenarios los menores cuentan con el consentimiento y permisividad de socios de cooperativas que son quienes cierran los tratos sin importarles la edad. “Prácticamente empiezan desde los 14 años”, dice Vicente Salinas (44), exsocio de una cooperativa que observa, como mirando una película en el cine, pero sentado en un vagón en desuso en las faldas del Cerro Rico durante una mañana soleada, el trabajo de dos hombres que cargan complejo (restos de zinc, plata y estaño mezclados con tierra y piedras) a una volqueta. Dos cuadras arriba de la zona Calvario en Potosí es uno de los puntos de encuentro para los mineros esperar transporte público e ir a las minas del cerro. El lugar es muy concurrido por una serie de negocios informales como venta de comida y artículos para la minería como guantes, coca, cascos y demás. Una tarde de enero se acercan caminando tres jovencitos con una pinta bastante particular, los tres visten sandalias Adidas aparentemente nuevas. Son de Chuquisaca y dicen que es su primera semana en Potosí y en la mina, no quieren decir más. Al día siguiente, en el mismo lugar, Rodrigo (18) espera el micro 70 con rumbo a Paillaviri, una de las principales bocaminas del Cerro Rico. Hace unos meses, junto con su hermano menor, de 17 años, entró a la mina. Rodrigo canta y toca guitarra; con lo que gana, hasta unos 300 bolivianos por día, quiere comprarse  instrumentos musicales y armar un grupo similar al de Los Hermanos de Azurduy, a quienes sigue. Su hermano se compró una moto en menos de dos meses. Sin embargo, no todo es bueno. “A veces no te cancelan”, dice Rodrigo y recuerda que antes trabajó en otra mina y que la persona que lo contrató no le pagó. Una hora más tarde, salen dos jóvenes de Paillaviri con apariencia cansada. Los mayores alrededor mascan coca, charlan y ríen. Ellos, en cambio, optan por comprarse una gelatina de vaso desechable. Se sientan a comer. Cuando se les pregunta la edad dicen, no sin antes dudar la respuesta, 18. Comen rápido y se van en la moto de uno de ellos. Al parecer, tener ese tipo de vehículo es un deseo constante entre los adolescentes y jóvenes de Potosí. Vladimir, actualmente de 19 años, entró a la mina cuando tenía 16. Ahorró hasta hace poco para comprarse una moto. Sobre el trabajo de menores cuenta que entran desde los 14 y 15 años, aunque vio casos de menos edad. “En otras minas hay pequeños de siete a 10 años”. La madre de Vladimir, María Cabana, de 55 años, vivió desde los cinco en el Cerro Rico. Se crió en un cuarto entre carretillas, palas y picotas. Sus cinco hijos trabajan en la mina e ingresaron bastante jóvenes. “Desde los 13 años están entrando a la mina. Las chicas cuando va a llampear (recoger residuos en las faldas de la montaña), 12 – 13 años ya están llampeando; 16 – 17

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Más mineros mueren en los socavones: suman 54

Junio se estrenó con la trágica muerte de tres mineros que sucumbieron en el interior de un yacimiento minero. Las viudas e hijos lloran la muerte de sus seres queridos en Potosí. El deceso de los mineros se reportó el 2 de junio en la mina San Miguel que es explotada por la Cooperativa 1ro. de Abril, informó el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), coronel José Luís Morales. Afirmó que después de más de 24 horas los cadáveres fueron rescatados de la mina, donde yacían sin signos vitales. Los mineros habían ingresado vivos, como todos los días, a realizar sus faenas de extracción de mineral, pero sus cuerpos salieron en frazadas. “Luego de un arduo trabajo de más de un día, los cadáveres fueron rescatados por el personal de la Unidad de Bomberos”, afirmó. Fue el sereno de la mina quien notó que los mineros no salían del interior debido a que su vehículo de uno de ellos continuaba parqueado fuera del socavón. Por ello, ingresó al socavón junto a otros y vieron los cuerpos que yacían sin vida. De acuerdo con el diagnóstico del médico forense, la causa de la muerte fue por inhalación de monóxido de carbono. “Se ha visto en el lugar que estás personas habían realizado una ofrende a la Pachamama, q’oa. Estas personas se han dormido y por la inhalación han fallecido en el lugar”, explicó el jefe policial. (El Potosí)

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Exministro de Minería fue trasladado a detención domiciliaria

En una medida cautelar, Luis Alberto Echazú, exministro de Minería de Evo Morales y exgerente de Recursos Evaporíticos, ha sido trasladado desde las celdas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) a su domicilio para cumplir detención domiciliaria. Esto ocurre tras la imputación de la Fiscalía por delitos relacionados con conducta antieconómica, incumplimiento de deberes y contratos lesivos al Estado en relación con Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). La decisión judicial se da en medio de un contexto en el que el exprocurador, Wilfredo Chávez, ha calificado la investigación como una “persecución política”. Las autoridades correspondientes continuarán con las investigaciones pertinentes en torno a este caso. ROLY FLORES

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Gobierno reconoce que la lucha por defender a la Madre Tierra no tiene todavía los resultados esperados : la deforestación, minería y agroindustria son tareas pendientes

Hace 15 años en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Bolivia lideró la resolución donde se proclamó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra. Con ello, el país se situó a la vanguardia en la lucha por la defensa del planeta. Pero, ¿cuánto hemos avanzado en estos 15 años? En Bolivia las principales actividades que amenazan a la Madre Tierra son la deforestación, la agroindustria y la minería cuyos impactos los sentimos cada año con mayor fuerza. En el caso de la deforestación y los incendios forestales, el Gobierno viene trabajando en políticas que permitan disminuir estos riesgos y sobre todo sancionar a los responsables. Respecto a la minería ilegal, las autoridades de Estado señalaron que también se coordinan acciones para controlar y regular esta actividad. (RTP)

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Indígenas del Ayllu Cala Cala en Potosí denuncian que cooperativistas contaminan vertientes de agua y ríos

El suroeste de Potosí, una de las regiones más áridas del altiplano sud de Bolivia, también es inundada por la actividad minera ilegal. Comunarios e indígenas del ayllu Cala Cala realizaron una protesta en la ciudad de Uyuni en contra de una cooperativa minera que contamina vertientes y un río de agua dulce de la región. La molestia de los indígenas no solo es contra los mineros que avasallan la región, sino también contra el Ministerio Público y la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (AJAM), que según denuncia de los dirigentes, procesa penalmente a cuatro indígenas de las comunidades del ayllu. “Nosotros como Ayllu Cala Cala defendemos la Pachamana y los recursos hídricos que están contaminando una supuesta cooperativa de nombre Mollepata. Hemos denunciado varias veces y no nos hacen caso en la Alcaldía de Uyuni, ni los de la Gobernación. Nosotros como pueblos indígenas estamos defendiendo nuestro derecho a tener acceso al agua. Todos vivimos de ese río”, protestó ante los medios locales, Antonio Copa Flores, curaca del Ayllu Cala Cala. Copa agregó que en vez de que la justicia y la Fiscalía les defiendan, por proteger los recursos hídricos frente a las actividades mineras que contaminan el agua, los indígenas son detenidos y procesados. “Tantos procesos que nos hacen, ahorita cuatro de nuestros hermanos están siendo procesados en la Fiscalía”. Es por eso que un grupo de indígenas del Ayllu Cala Cala realizó este viernes una marcha de protesta en la ciudad de Uyuni, misma que llegó hasta las oficinas del Ministerio Público. “No nos vamos a dejar. Si ellos nos quieren contaminar con amarillo, nosotros les vamos a contaminar con el rojo de nuestra sangre”, advirtió el dirigente. Los indígenas también protestaron contra la AJAM regional Potosí que les dicen a los comunarios: “Ustedes no aportan nada al Estado, pero la minería sí aporta”. En horas de la noche, llegó un reporte a EL DEBER en sentido que indígenas del ayllu Cala Cala habrían retenido a funcionarios de la AJAM y a cooperativistas mineros que, aprovechando la audiencia judicial en Uyuni, ingresaron a la región a inspeccionar la mina. Este medio conoció de forma extraoficial que la AJAM debía realizar la restitución de los derechos mineros que supuestamente ganaron los cooperativistas en un proceso penal contra los indígenas del Ayllu Cala Cala. El hecho no se confirmó hasta el cierre de edición puesto que la Policía provincial de Uyuni se dirigía al lugar a verificar la denuncia. (El Deber)

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