En uno de los mercados más grandes de Cochabamba se pueden comprar medicamentos procedentes de otros países que no están autorizados y preparados para «limpias», que no incluyen información sobre su composición. Todo esto es un atentado a los derechos a la información y la salud de la población. El Sedes se pronuncia al respecto. ¿Qué pasa con los casos de salud mental tratados desde la medicina tradicional? ¿Cuántos médicos tradicionales tienen autorización para trabajar como tales en La Llajta? Agujas, cajas fuertes de madera, comida lista para servirse, cosméticos, ropa interior, herramientas para todo tipo de trabajos, cotillones, telas, recipientes de plástico, focos, zapatos, helados, radios, telas, plantas, panes, relojes, toallas, juguetes, ropa deportiva, mandiles, verduras, frutas, flores, animales vivos, animales muertos disecados, marihuana en crema para la artritis y dolores musculares y todo tipo de preparados bolivianos y de supuesta procedencia peruana, brasileña y colombiana para alejar el estrés, el dolor de cabeza, las maldiciones, la mala suerte, la poca salud, la envidia. Esto y mucho más encuentras en La Pampa, uno de los mercados más grandes de la ciudad de Cochabamba (Bolivia), fundado el 5 de noviembre de 1965 y construido sobre cinco hectáreas. Allá, las casetas de fierro yacen en fila varadas a la espera de compradores. Guardiana se acerca a varias. “Casera, ¿tienes algo que me pueda servir para la depresión?”. No hay respuesta. “Me refiero a estar muy triste, sin ánimo, algo así”. “¡Ah! Hay varios productos”. Mientras la mujer habla, levanta una bandeja rectangular de plastoformo, llena de pequeñas plantas disecadas, cubiertas por un plástico sin etiqueta alguna. Otras bandejas llevan una etiqueta en la que se puede leer un rezo y un número de celular. “Con esto te tienes que hacer una limpia, te tienes que bañar. Haces hervir (el contenido de la bandeja) en unos cinco litros de agua y después te echas sólo el agua, lo que queda lo botas, mejor fuera de tu casa”. “¿Y cuánto cuesta esto?”. “Hay de 10 bolivianos, también de 30 y de 50”, responde mientras señala paquetes de diferente tamaño. ¿Y esto cura la ansiedad o la depresión?, pregunta nuevamente Guardiana. «Esto te sirve –responde la autodenominada curandera– para alejar a la mala suerte y malos espíritus que no te dejan dormir bien. Por eso la gente se baña con esto cuando está nerviosa. Pueden haberte deseado mala suerte o alguien te tiene envidia y por eso te va mal y estás triste». Quienes venden estos preparados en La Pampa no usan los nombres de enfermedades mentales como, por ejemplo, ansiedad, depresión, esquizofrenia u otras. Luego se verá por qué los médicos tradicionales tampoco usan esa terminología médica utilizada por la psiquiatría. Mientras Guardiana habla con la curandera, echa un vistazo alrededor. Existen otras casetas en las que ofrecen productos similares, unas más, otras menos, y los precios también son parecidos. “¿Y tú haces esas limpias a domicilio?”. “Sí, te costaría 300 bolivianos, pero tendrías que pagar también el taxi hasta tu casa”. “¿Eso incluye el producto para el baño?”. “Sí, yo llevaré para hacerte la limpia”. “¿Y qué son estas cosas que están en el paquete?”. “Son hierbas…”. “Pero yo veo otras cosas más, no sólo hierbas, ¿qué son?”. Guarda silencio. Una persona a su lado comenta: “Eso nadie te va a decir”. En realidad, ninguno de los preparados lleva una etiqueta que indique cuáles son los nombres de las plantas que allá se encuentran y mucho menos advertencia alguna de las contraindicaciones que cualquier medicamento debería llevar por ley. Además de las bandejas para las «limpias» o «baños» que alejan las malas energías de tu cuerpo, se puede comprar en La Pampa productos supuestamente medicinales para todo tipo de enfermedades y provienen, según las vendedoras, del Perú, Brasil y Colombia. Es el caso de la muy demandada Agua de Florida, una especie de colonia usada por los médicos tradicionales precisamente para los problemas de salud mental, entre otras enfermedades, y que se puede encontrar en tres tamaños y precios: a 5, 10 y 15 bolivianos. Se trata de una especie de loción fabricada desde 1808, primero en Estados Unidos y ahora en el Perú. El Agua de Florida no sólo es utilizada para relajar el cuerpo, sino en muchos rituales para bendecir, purificar o proteger a las personas. Se cree que su aroma puede alejar a los malos espíritus y atraer la buena energía. Por eso, esta botella se la puede encontrar en casi todos los puestos de venta de productos «medicinales» naturales de La Pampa. Sin embargo, llama la atención que tenga un costo bajo, ¿incluso menor al que figura en internet para la adquisición de este producto en la fábrica de la empresa en Perú? No se puede asegurar totalmente que el Agua de Florida vendida en La Pampa sea falsa o adulterada sin demostrarlo con pruebas. Por ello, Guardiana compró un frasco de 15 bolivianos y lo llevó a tres laboratorios en Cochabamba. Ninguno aceptó hacer el análisis con el argumento de que no hace ese tipo de análisis. Incluso se acudió al laboratorio de una universidad pública, pero ésta indicó que no cuenta en su base de datos con los componentes que incluye dicha loción. Y el Servicio Departamental de Salud de Cochabamba tampoco hace este tipo de análisis porque no cuenta con un laboratorio para tal efecto. Sobre la venta de productos supuestamente «medicinales» que provienen de otros países y que no sólo sirven para las enfermedades mentales, sino para otras, el jefe de la Unidad de Medicina Tradicional del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Cochabamba, el guía espiritual amauta Paulino Calizaya Mamani, es contundente: «Ninguno de esos productos está permitido en Bolivia. No deberían venderlos. Nada. Por eso no tienen registros de Bolivia que deberían tener. En la Ley 459 y su reglamento también se indica que está prohibida la venta de esos productos». Aunque están prohibidos, los productos están en La Pampa a la vista. Nadie intenta ocultarlos. Cualquier persona puede aproximarse a