Se espera que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva asuma un papel mediador para desactivar la lucha política en Bolivia entre el actual presidente, Luis Arce, y su ex padrino político, el ex presidente Evo Morales. Actualmente, ambos buscan la preferencia para postularse a la presidencia en 2025 y compiten por el control del partido Movimiento Al Socialismo (MAS). La semana próxima, Lula viajará a Santa Cruz de La Sierra para una visita bilateral con Arce. El candidato del PT ya ha dicho que tiene la intención de brindar apoyo a Arce durante el viaje, luego de que el boliviano denunciara un intento de golpe de Estado en el país. El general Juan José Zúñiga fue detenido. Los militares acusaron al presidente de ordenar un autogolpe para revertir su baja popularidad, lo que el gobierno niega. A partir de entonces, Evo Morales se sumó al coro de opositores, comenzó a cuestionar la versión oficialista y a difundir la narrativa de que todo no era más que un montaje. Según el expresidente, Luis Arce le mintió al país y al mundo. “Es más que natural que, teniendo en cuenta las dificultades que están pasando en Bolivia, los bloqueos de carreteras, el presidente trate de componer con dos autoridades que incluso son del mismo movimiento. El interés de Brasil es que prevalezca la democracia, que haya un entendimiento que permita que las próximas elecciones se desarrollen sin ningún tipo de conmoción”, dijo la embajadora Gisela Padovan, secretaria para América Latina y el Caribe de la Cancillería. Debido a que está en el cargo, el grupo de Arce entiende que el actual presidente tendría la prerrogativa de postularse para su segundo mandato, en 2025. Pero Morales quiere volver al poder, a pesar de que ya ha sido declarado destituido por el Tribunal Constitucional. Arce dice que la decisión debe ser tomada por las organizaciones sociales que son la base del Movimiento al Socialismo. Acusa a Morales de personalismo. El expresidente encabeza manifestaciones y huelgas contra el gobierno. Bolivia enfrenta una caída en las exportaciones de gas natural, una contracción en las reservas de dólares y la inflación. El descontento afecta la popularidad de Arce. Con el apoyo del expresidente, Luis Arce fue elegido en 2020, un año después de que Evo Morales intentara mantenerse en el poder. El líder sindical cocalero ganó una elección que le hubiera dado un cuarto mandato, pero que fue disputada interna y externamente, empañada por acusaciones de fraude en el conteo de votos. Morales renunció entonces bajo la presión de militares, sectores empresariales y opositores de derecha. La semana pasada, el Movimiento Al Socialismo convocó a un nuevo congreso partidario para el 3 de septiembre en Cochambamba, durante una reunión boicoteada por el ala arquista. El año pasado, Arce fue expulsado del partido por no asistir y vaciar un congreso del movimiento controlado por aliados de Morales, quienes habrían nominado al expresidente como futuro candidato. Según el embajador, el gobierno brasileño no ha cambiado su posición de condenar “cualquier intento de golpe de Estado” en Bolivia y de solidarizarse con el gobierno de Arce. Itamaraty también articuló manifestaciones similares del Mercosur y del Consenso de Brasilia. (Estadão)