Violencia y expulsión: lideresas sindicales de aseo urbano reprimidas por reclamar derechos y denunciar abusos de La Paz Limpia y Trebol
Castigo: Esta es la historia de dos dirigentes barrenderas en La Paz y El Alto, despedidas por reclamar derechos y denunciar abusos de las empresas La Paz Limpia y Trebol. Un reflejo de las vidas de muchas otras. Al final de la tarde del 25 de marzo, Lita Mercado, una barrendera de 36 años y líder sindical, sintió cómo el miedo y la rabia la embargaban. Dos de sus compañeras de trabajo la sujetaron de ambos brazos, como si fuera una delincuente. Después la arrastraron hacia las puertas del Ministerio de Trabajo para que rinda cuentas por su atrevimiento: exigir los derechos laborales de sus colegas, dependientes de las empresas La Paz Limpia y Trebol. “Pensaba que me matarían”, recuerda ahora, casi tres semanas después del suceso, sorbiendo un café con leche en un céntrico restaurante de la Sede de Gobierno. Mercado asistió al Ministerio de Trabajo para gestionar la reincorporación de sus compañeros y compañeras, quienes como ella fueron despedidos a mediados de febrero por las gerencias de La Paz Limpia y Trebol (ambas forman parte de una misma compañía que realiza el aseo urbano en La Paz y El Alto). Todos los desvinculados (al menos seis) son dirigentes sindicales, dos son mujeres jóvenes y madres solas: Lita Mercado y Tatiana Mamani. Fueron expulsadas por exigir mejores condiciones y denunciar abusos cometidos por la empresa. No sólo eso, sino que la compañía también las denunció por difamación ante la Fiscalía. Eran aproximadamente las 4:00 PM de aquel 25 de marzo, cuando una turba de sus compañeros que defienden a la empresa interceptó a Lita para agredirla. Comenzaron a empujarla y a jalarle los cabellos. La tumbaron al suelo y Lita se vio en un forcejeo con una mujer de pollera, barrendera como ella. Otra de sus atacantes, aprovechando el momento, le robó su celular. Una vez que se puso de pie y reclamó en vano por su teléfono, la tomaron de los brazos y la condujeron a las puertas del Ministerio de Trabajo para seguir golpeándola. Esta vez algunos hombres se sumaron al ataque. Al ver lo que ocurría, un policía intentó intervenir, pero fue detenido por otro uniformado, quien le dijo: “Dejá nomás que la golpeen”, de acuerdo a declaraciones de personas que estuvieron en el lugar. Allí, sus propios compañeros le robaron la billetera con el dinero para el alquiler donde vivía junto a sus dos hijos, de 8 y 13 años. Además, le destrozaron la chamarra negra que llevaba puesta, y otras prendas de vestir. Su historia refleja la de muchas otras. En La Paz, el 80% de las personas que trabajan en el aseo urbano son mujeres. En El Alto se estima que la cifra alcanza el 70%, según datos de la Unión Nacional de Instituciones para el Trabajo de Acción Social (Unitas). Además de limpiar las calles en condiciones precarias, muchas sufren abusos de sus empleadores, en un entorno donde sus derechos son ignorados o vulnerados sistemáticamente. Al tratarse de mujeres dirigentes que exigen derechos, la represión puede ser mayor. “La empresa no se da cuenta que esto se le está yendo de las manos. Mira lo que me hicieron”, dice Mercado, exhibiendo fotos y videos de la agresión. “Y además me quedé sin trabajo”, lamenta. Ahora busca un alquiler más barato para ella y sus hijos, a quienes mantiene sin el apoyo de ninguno de los padres ausentes, una característica que se repite con varias de sus compañeras que hacen de padre y madre. En la ciudad de La Paz, junto a ella, también fueron despedidos Richard Bueno, secretario de Deportes, y Christian Cerezo, secretario General del Sindicato. “La empresa no busca trabajadores, sino esclavos”, dice Cerezo, quien ahora busca el modo de ganarse la vida para mantener a su familia. Tiene tres hijas, de 4, 8, y 10 años. Él sostiene que el modo de actuar de La Paz Limpia y Trebol ha sido el mismo por años: despedir a dirigentes que reclaman y armar grupos de choque para amedrentarlos. Lo mismo ocurrió en 2017 con Modesto Yupanqui, exdirigente de los trabajadores de aseo urbano. “En 2017, han venido a agredirme al Ministerio de Trabajo, yo me escapé. En el congreso de Caranavi también la empresa mandó a un grupo de choque, igual me escapé; pero agarraron a una compañera a la que golpearon brutalmente”, cuenta Yupanqui, de 58 años, quien mantiene un proceso de más de ocho años para su reincorporación. La Nube buscó la posición de la empresa cuestionada; pero hasta el cierre de esta edición no obtuvo respuesta. Desde el Ministerio de Trabajo indicaron que se pronunciarán sobre esta situación la próxima semana. El director del Sistema de Regulación y Supervisión Municipal (Siremu) de la Alcaldía de La Paz, Willy Balderrama, dijo que los conflictos entre trabajadores de aseo urbano y la empresa no competen al gobierno municipal. Las normas sólo lo obligan a revisar que se cumpla el pago de aportes para jubilación y el seguro de salud, lo cual se ha venido cumpliendo, afirmó. EN EL ALTO OCURRE LO MISMO En El Alto, Trebol despidió por lo menos a tres dirigentes del sindicato que reclamaban por los derechos de sus compañeros y compañeras. Tatiana Mamani, secretaria general del Sindicato; Milton Quispe Reus, secretario de Conflictos; y Jhonny Apaza, secretario de Actas, fueron retirados. Ellos cuentan que reclamaron ante la intención de la empresa de quitar la antigüedad a sus empleados y bajar salarios al mínimo nacional: Bs 2.500. Al igual que a sus compañeros de La Paz Limpia, los afectados de Trebol aseguran que se les inició procesos penales por difamación. “Ahora estoy yendo a escarbar papita al campo. También tejo. Con eso me estoy sustentando”, dice Mamani, de 35 años, que tiene tres hijos de entre 10 y 16 años, a quienes mantiene sin el apoyo del padre, ya que él los abandonó cuando ella llevaba siete meses de embarazo de su último hijo. Pese a su juventud, sobre todo si se la compara con