La sexualidad y temas sobre lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, intersexuales en naciones indígenas continúan siendo tabú.

Existen personas de pueblos indígenas que son parte de la comunidad de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (LGBTI) que dejan sus comunidades para evitar la violencia y la discriminación, debido a que el tema continúa siendo tabú.
El tema está expuesto en la Primera Encuesta Virtual para las Personas con Diversa Orientación Sexual e Identidad de Género en Bolivia, ‘Desigualdades ante la ley’, que la Defensoría del Pueblo presentó en Cochabamba, en días anteriores.
El delegado adjunto de la Defensoría del Pueblo, Ronald Céspedes Barriga, dijo que es la primera vez que un ente del Estado publica una investigación con información sobre las circunstancias reales que vive esta población.
ESTADÍSTICAS
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Censo de Población y Vivienda de 2012 develó que, del total de la población en Bolivia, un 41 % se identificó con algún pueblo indígena. Además, según datos del INE de 2016, la Nación y Pueblo Indígena Originario Campesino (NyPIOC) quechua y aymara son las mayoritarias en el país.
En el caso de las personas LGBTI, conforme los resultados de la primera encuesta virtual, el 14% expresó autoidentificarse con una NyPIOC.
“Al igual que el resto de la población boliviana, en la población LGBTI, la mayor cantidad de personas que han señalado autoidentifcarse con algún NyPIOC corresponde a la quechua con un 39%, seguido por la Aymara con 36%. En tercer lugar, se tiene a la Guaraní, 6%; le sigue el Mojeño, 4%; en quinto lugar, el pueblo Chiquitano y Afroboliviano, con 3% cada uno.
Las mujeres trans/trans femeninas son la población con mayor autoidentifcación (26.7%), seguidas de las personas trans no binarie (19.5%) y las personas no binarie (18.5%).
LO “PROHIBIDO”
El estudio cita al investigador y activista David Aruquipa, quien expresa que la sexualidad en pueblos como el aymara sigue siendo un tabú, “alentándose una visión judeo-cristiana de la pareja aymara (chacha-warmi/hombre-mujer), ideal de complementariedad que en realidad esconde un discurso encubridor del patriarcado andino”.
Según el Colectivo Rebeldía, en los pueblos indígenas de tierras bajas, los dirigentes de las organizaciones son modelos a seguir y respetar; pero, como la homosexualidad es habitualmente rechazada, “no es posible que sean electos para estos cargos dirigentes homosexuales”.
Muchos pueblos indígenas niegan la existencia de las personas con diversa orientación sexual o de identidad de género, lo que, a decir de los activistas, implica también la negación de sus derechos dentro de sus comunidades.
La escritora Silvia Rivera Cusicanqui explica que, en las comunidades indígenas aymaras, a la mujer de aspecto masculino le dicen “urquchi”, que connota una mujer que transgrede los mandatos del género, que hacen referencia “a ser una buena esposa y cocinera, ser servicial y una madre atenta dentro de la lógica patriarcal”. En el informe, se resalta que urquchi no señala la orientación sexual distinta de la mujer ni su lesbianismo, sino que marca la transgresión del mandato de género, cuya consecuencia podría ser que la mujer en cuestión no es la favorable para el matrimonio dentro la lógica patriarcal.
Pese al no reconocimiento de la existencia de personas de la diversidad en las comunidades indígenas o campesinas, muchas personas LGBTI se abrieron espacios y camino dentro de las organizaciones de naciones y pueblos indígenas y participan activamente en la estructura de autoridades de la comunidad o son reconocidos como líderes.
“En ese sentido, se tiene que, dentro del universo de personas que ha señalado autoidentifcarse con algún pueblo indígena, solo el 4.8% de ellas, en la actualidad, son o forman parte alguna organización de NyPIOC”.
El Colectivo Rebeldía devela que las personas LGBTI migran con frecuencia a las ciudades para evitar actos de violencia, discriminación y aislamiento.
“Por eso, son pocas las personas que continúan viviendo o siendo parte de las comunidades”.
Según el estudio ‘Diversidades sexuales y de Género en pueblos indígenas del Oriente boliviano (Ayoreo, Guarayo y Chiquitano)’ elaborado por el Colectivo Rebeldía, las comunidades indígenas reconocen que existen diversas formas de enamorarse y de formar una pareja hombre – mujer, mujer – mujer y hombre – hombre. Sin embargo, la única manera que consideran legítima una pareja es la compuesta por un hombre y una mujer; por lo que las otras formas se consideran inmorales y desagradables, hasta llegar a pensar que no es natural y que puede ser una enfermedad.
En Potosí,hay más con esta autoidentificación
El documento revela que, de las personas LGBTI encuestadas, el departamento de Potosí (28%) registra la mayor cantidad de quienes respondieron afirmativamente a la autoidentificación dentro un Pueblo y Nación Indígena Originario Campesino (NyPIOC).
Le sigue Oruro (22%), Beni (21%), La Paz (17%) y Cochabamba (14%).
De acuerdo con el estudio, las luchas de esta población por el reconocimiento de sus derechos, contra la discriminación tuvieron avances en la región. Sin embargo, muchos procesos se vieron problematizados por la pluriculturalidad en América Latina. Aunque en la mayoría de los países del continente se gestaron cambios en derechos y diversidad sexual, las mujeres y hombres de pueblos originarios viven diversas realidades.
Según estudio, 96% no denuncia, aunque es víctima
Entre algunos hallazgos de la Primera Encuesta Virtual para las Personas con Diversa Orientación Sexual e Identidad de Género en Bolivia, ‘Desigualdades ante la ley’, se destaca que del 100% de la población de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (LGBTI) en general en Bolivia, únicamente el 4% presenta denuncia cuando es víctima de discriminación.
Para el delegado adjunto de la Defensoría del Pueblo, Ronald Céspedes Barriga, esto es “grave”.
El representante interpreta que esto significa que existe un 96% de personas LGBTI que son víctimas de discriminación y que “nunca van a llegar a presentar una denuncia, porque desconfían del sistema, porque no conocen el procedimiento, sea administrativo o judicial, o porque tienen miedo a la intimidación”.
OPINIÓN