El último estudio de la Fundación Milenio denominado La situación social de Bolivia (2023), en su análisis sobre la educación, revela que la mayoría de niños y adolescentes que asisten a las escuelas no tienen los niveles mínimos de competencia en materias básicas para su formación.
Basado en las pruebas de medición de aprendizajes del Tercer Estudio Comparativo y Explicativo de la UNESCO, el especialista en estadísticas educativas y coautor de la investigación de Milenio, Ernesto Yáñez, afirma que “en lectura el 74% de los estudiantes de tercer grado de primaria se halla en los niveles de rendimiento más bajos, y muy atrás del promedio latinoamericano. Entre los alumnos de sexto grado de primaria, cerca al 85% no entiende lo que lee y no tienen la capacidad de establecer relaciones ni de interpretar e inferir significados. En matemáticas 8 de cada 10 estudiantes en tercer grado y 2 de cada 3 en sexto grado, se ubican en los niveles de rendimiento más bajos lo que significa que nuestros estudiantes carecen de las habilidades necesarias para resolver problemas matemáticos básicos”, señala el estudio.
A partir de estos datos y con la evidencia del agravamiento del problema durante la pandemia, el informe de Milenio concluye que “La mala calidad de la educación, el rezago en aprendizajes básicos y las desigualdades en oportunidades educativas están hipotecando el porvenir de las nuevas generaciones y la deficiente preparación de los estudiantes podría dejarlos en el futuro fuera del mercado laboral o limitados a trabajos precarios y con escasas posibilidades de progresar en sus vidas”.
Crisis de aprendizaje
Al identificar la incidencia de factores como la formación de maestros, el rezago tecnológico, la desigualdad o la ausencia de políticas educativas sostenidas, el estudio concluye que el principal problema para la educación en Bolivia es la falta de calidad, que se expresa primordialmente en una crisis de aprendizajes.
“Los logros de aprendizaje se han deteriorado significativamente, sobre todo entre los más estudiantes vulnerables. Esto implica que los estudiantes de escuelas públicas, del área rural e indígenas profundizarán aún más su falta de competencias fundamentales en lectoescritura y aritmética”, señala en estudio.
Según Milenio, la crisis de aprendizajes ha permanecido a pesar de los avances en la cobertura educativa y la matrícula estudiantil, y se ve exacerbada por los efectos de la pandemia en condiciones de muchas carencias y brechas en la educación boliviana. “El aumento de la tasa de reprobación en 2021 es una señal de que una mayor pérdida de aprendizajes agudiza los rendimientos deficientes. También se advierte que la probabilidad de abandono, sobre todo de alumnos de secundaria, ha subido”, advierte la entidad.
Formación docente
Otro gran desafío que identifica la investigación es la formación docente. “Salvo honrosas excepciones, los docentes se caracterizan por un bajo conocimiento, prácticas pedagógicas poco efectivas y serios problemas de motivación, liderazgo y orientación en el proceso de aprendizaje. El rezago educativo y la crisis de aprendizajes tiene mucho que ver con esta realidad”, señala.
La crisis educativa explica que el país no forme recursos humanos capacitados para integrarse a la economía del conocimiento y el cambio tecnológico. Esto, en el mundo de hoy, donde el recurso más valioso es el capital humano, hace mucho más difícil que Bolivia avance al desarrollo, finaliza el informe.
EL DEBER