El hecho de que un grupo de cóndores andinos (Vulturgryphus) se alimentara de peces a orillas del río Pilcomayo en Villamontes (Tarija), llamó la atención de la bióloga Ludmila Pizarro y el fotógrafo de naturaleza, César Pizarro. Tras tres años de estudio y hallazgos compartidos con el experto en la especie, Diego Méndez, los tres elaboraron un documento científico que fue publicado y reconocido por una revista australiana de Ecología.
Se trata de un grupo de entre seis a ocho ejemplares de cóndor, los cuales llamaron la atención de los expertos, porque fueron vistos en época de pesca, entre mayo y septiembre, alimentándose de carroña de sábalos que los pescadores descartan por su tamaño pequeño. La zona de las observaciones está cerca al Parque Nacional Aguaragüe, con lo cual no es su hábitat natural, en este caso la Cordillera de Los Andes en Bolivia.
“Ellos vienen, bajan entre las 8.00 y 11.30, aprovechando temperaturas ideales para descender y consumen la carroña del pescado que está a orillas del río”, explica la bióloga Ludmila Pizarro a La Región.
Un comportamiento inusual
Entre los años 2019 y 2021, los expertos acudieron al mismo lugar para observar el comportamiento de estas aves. Entre otros hallazgos, detectaron que la jerarquía frente a otras especies se mantiene intacta. Las especies más pequeñas de carroñeras esperan que los cóndores se alimenten y, una vez que estos se sacian y se van, recién bajan para tomar la comida que queda.
Ya en 2013, un científico hizo un registro documental de avistamiento de cóndores en Villamontes, una zona de clima cálido seco, no usual para aves acostumbradas a temperaturas extremadamente bajas.
“Ahora es mucho más extraño haber encontrado a estos animales mucho más lejos de donde los identificamos, en este caso fuera de la serranía del Aguaragüe, en la llanura cháquela”, explica la bióloga Pizarro.
El hecho de ver cóndores en la llanura podría entenderse debido a la necesidad de conseguir alimento que, en este caso, está a disposición por el descarte de peces que hacen los pescadores.
Aunque hasta ahora no se ha registrado ninguna amenaza al grupo observado, no significa que no corran riesgos. Por ello es importante que en base a estos estudios, continúen los programas de conservación del cóndor, que en Bolivia está catalogado como “Casi amenazado”, según la UICN.
En ese contexto, una de las preocupaciones de los hermanos Pizarro, de la Fundación Biochaco, es que en el río Pilcomayo se ha detectado contaminación.
“Esta población no es muy numerosa, pero hemos visto que vienen polluelos, cóndores jóvenes a consumir pescado.Lo que no sabemos exactamente es si anidan aquí en el subandino del Chaco o migran. Eso sería una línea de investigación a futuro”, dice Ludmila.
Esas y otras preguntas pretenden ser resueltas con el seguimiento a este estudio, porque si bien el registro es de 2019 a 2021, los científicos continúan observando al grupo, que sigue llegando a la zona en época de pesca.
Por el momento, dicen, no corren riesgos, pero falta saber: ¿qué hace que estos cóndores andinos, cuya dieta alimenticia es la carroña de animales terrestres, ahora se decanten por pescados de río?
¿Qué hace que rompan un patrón?, porque consumen solo animales terrestres y eso es lo que se ha podido documentar.
(La Región)