Jan Yunis, en el sur de Gaza, vive este miércoles intensos y encarnizados combates entre Hamás y el ejército israelí, que admitió que había empezado a inundar túneles del movimiento islamista palestino, uno de los grandes objetivos tácticos de la guerra.
Los países mediadores multiplican por su parte los esfuerzos para alcanzar una nueva tregua, cerca de cuatro meses después del inicio de la guerra el 7 de octubre.
Durante la noche, Jan Yunis, una ciudad prácticamente destruida que se ha convertido en el epicentro de la guerra, fue el blanco de bombardeos y disparos de tanques.
El ministerio de Salud de Hamás anunció que 150 personas murieron en las últimas 24 horas en todo el territorio.
ntensos combates
Según el ejército israelí, 15 «terroristas» murieron el martes en los combates en el norte de la Franja de Gaza y otros diez en el centro.
Israel admitió el martes que había comenzado a inundar túneles cavados por Hamás en Gaza desde que se alzó en el poder, un laberinto de galerías que constituyen una trampa para los soldados israelíes y donde fueron retenidos varios rehenes.
Esta extensa red es una obsesión para Israel, que justifica sus bombardeos a hospitales y otros edificios civiles por supuestamente esconder túneles.
El miércoles, según testigos, disparos de artillería apuntaron al hospital Naser de Jan Yunis, el más grande del sur del territorio, donde hay miles de civiles refugiados.
‘Abandonados a nuestra suerte’
«Hemos abandonado el hospital Naser sin colchones, bajo los bombardeos y ataques aéreos. No sabíamos a dónde ir. Estamos […] abandonados a nuestra suerte», contó una mujer que huyó hacia Rafah, a unos 20 km más al sur.
En la Franja de Gaza, devastada y asediada por Israel y sumida en una grave crisis humanitaria, 1,7 millones de palestinos han huido de sus hogares, según la ONU, de un total de 2,4 millones de habitantes.
Con el avance de los combates, la mayoría se dirigió hacia el sur. Más de 1,3 millones de desplazados, según la ONU, se hacinan en Rafah, cerca de la frontera cerrada con Egipto.
Las operaciones de ayuda a los civiles de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), peligran desde que Israel acusara a una decena de sus empleados de estar implicados en el ataque del 7 de octubre.
Tras estas acusaciones, trece países suspendieron su financiación.
La guerra se desató el 7 de octubre, cuando comandos de Hamás perpetraron un ataque sin precedentes en suelo israelí, matando a unas 1.140 personas, en su mayoría civiles, según un balance de la AFP realizado a partir de datos oficiales israelíes.
Como respuesta, Israel prometió «aniquilar» a Hamás y lanzó una vasta operación militar que dejó hasta el momento 26.900 muertos. En su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, gobernada por Hamás desde 2007.
Reunión en El Cairo
Mientras, Estados Unidos, Egipto y Qatar intentan convencer a Israel y Hamás de iniciar una nueva tregua. Después de la pausa de una semana a finales de noviembre que permitió la liberación de un centenar de rehenes en Gaza a cambio de 240 presos palestinos encarcelados en Israel.
En total, 250 personas fueron secuestradas en los ataques del 7 de octubre. Según las autoridades israelíes, 132 rehenes siguen retenidos, y se estima que 29 murieron.
El jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, instalado en Catar, acudirá el miércoles o el jueves al Cairo. Eso anunció a la AFP en Gaza un responsable del movimiento.
La delegación de Hamás debe reunirse «con dirigentes de la inteligencia egipcia», según este responsable. Para discutir la propuesta de tregua formulada en una reunión entre el director de la inteligencia estadounidense, William Burns, y responsables egipcios, israelíes y cataríes.
Hamás «insistirá en […] un cese total de la agresión» israelí, «de una retirada de las fuerzas de ocupación y del regreso de los desplazados al norte de la Franja de Gaza», declaró el responsable, que añade que el movimiento rechaza «cualquier propuesta» de Israel sobre un «alto el fuego parcial y temporal».
Israel, por su parte, se opone a un alto el fuego mientras Hamás, al que considera organización terrorista, no sea eliminado.
LA RAZÓN