
En las últimas décadas el departamento de Santa Cruz se ha constituido en la primera región con mayor desarrollo, inversión, exportación y población en Bolivia. Este aspecto le permitió ser considerado como el principal motor en la economía del país.
Este crecimiento económico atrajo la atención de pobladores de otras regiones provocando un éxodo a esa región, según datos de la Gobernación, se estima que en 15 años Santa Cruz albergara a la mitad de la población boliviana, este fenómeno migratorio se traduce en una gran presión a los recursos naturales de ese departamento.
La presión sobre los recursos naturales en las áreas rurales es preocupante, Bolivia perdió 8 millones de hectáreas de bosque el 2022, de ese total el 79% se encuentra en Santa Cruz a esto se suman otras amenazas como los incendios forestales, la ampliación de la frontera agrícola, los avasallamientos y las colonias menonitas todo esto se traduce en un alarmante incremento de las temperaturas.
En las áreas urbanas el panorama es similar, el crecimiento demográfico sin planificación pone en riesgo las fuentes de agua y amenaza el suministro de los servicios básicos.
Nadie se opone al progreso, pero la crisis climática obliga a las autoridades no solo de Santa Cruz, sino de todo el país a plantear un modelo de desarrollo recipiente para preservas la vida de la gente y los ecosistemas.
POR ÁNGEL LOZANO