
Goles y una sonrisa nunca faltan cuando Rocío Chío Ladino Veizaga pisa la cancha. Hace una semana, se escurría entre las rivales para definir las jugadas que consagraron a la Selección Mayor de fútbol sala de La Paz como campeona nacional.
“No sabría decirle, en cada partido estaba entre uno o dos goles”, contó Chío con una sonrisa que no se esconde, al recordar su campaña como goleadora en el torneo nacional celebrado en la ciudad de Potosí. Allí anotó el 2-0 en la final contra las anfitrionas, que cerró con un 3-0 y dio paso a la vuelta olímpica, con el trofeo y las medallas brillando.
De las 12 campeonas, Chío era la única que llevaba en sus manos el Botín de Goleadora, un premio al esfuerzo de estirar las horas del día, entre el estudio y el entrenamiento.
“Le había puesto alma, vida y corazón a esta Selección y me sentí más emocionada. Este sacrificio llegó con una recompensa muy grande”, mencionó la goleadora.
Tras regresar de la Villa Imperial, apenas pasaron unos días antes de que volviera a pisar la cancha, esta vez vistiendo la camiseta de Gimnasia y Esgrima en el torneo de la Asociación. Allí recibió una marca de rigor por parte de las jugadoras de Always Ready.
Entre torpeza y parte del oficio, las millonarias dejaron sin vida a Chío, quien cayó desplomada, dentro del área por una infracción de la arquera que las árbitras no consideraron como penal. A pesar de esa marcación, instantes después, girando rápida, dentro del área tocando la pelota suave: poste y gol.
Con un 4-3, a favor de Gimnasia y Esgrima, finalizó este partido, cerrando la temporada, con el cuadro de Chío quedando en segundo lugar, a un paso del clasificatorio para la Copa Simón Bolívar.
“Hemos luchado dos años por ser parte de la Simón Bolívar. No se nos ha dado por diferentes obstáculos. Teníamos entendido que iban a ir dos representantes, pero al final solo irá uno”, mencionó la pívot, quien mantiene intacta las ganas de llegar al torneo en su próxima versión. Por su venas corre la competitividad, inculcada en la familia, desde el padre hasta las hermanas que juegan fútbol y futsal.

Chío como señal de gratitud devuelve con goles el cariño que recibió de La Paz, ciudad que le abrió los brazos en 2021. Ella llegó a estudiar Educación Física y Deportes en el Instituto Normal Superior de Educación Física (INSEF), donde actualmente cursa su cuarto y penúltimo año.
La futura profesora habla de su vocación, de “poder formar más estudiantes deportistas, que puedan seguir explorando su talento y querer este deporte, que es de bastante disciplina”.
Desde que llegó a La Paz, el futsal le abrió puertas y le rodeó de amistades, como son Marivel Mollo Yujra y Guadalupe Nina Arancibia, quienes forman parte de Gimnasia y Esgrima, quienes también llegaron a la Selección campeona.
De vuelta al título ganado en Potosí, la etapa de preparación fue de un mes, entrenando todos los días desde las 06:00 hasta las 08:00, en la cancha “C” del coliseo Julio Borelli. Las seleccionadas le dieron el mismo valor al futsal que a sus estudios, sosteniendo ambos compromisos con disciplina y convicción.
“Muchas venían de El Alto, cinco de la mañana salían de sus casas, era riesgoso y otros días entrenábamos en las noches, porque el tiempo era corto y estábamos a la vuelta del Nacional”, recordó Chío.
Con las cargas propias de la vida, el equipo paceño —integrado en su mayoría por jugadoras de entre 17 y 21 años— logró salir adelante, moviéndose en conjunto. Sosteniéndose en el apoyo emocional y psicológico, y en la confianza plena de su entrenador, Abraham Rojas Troche.

EL HADA MADRINA
Chío recuerda sus inicios y el bautizo simbólico que reciben los recién ingresados al INSEF. Su madrina fue nada más y nada menos que Karla Ticona Poma, salonista de la Selección Nacional, jugadora de Always Ready y Víctor Muriel (Cochabamba).
ÁNGEL GUARDIÁN
También le viene a la memoria que, en Oruro, admiraba el estilo de juego de Kevin Magne Córdoba, quien falleció a los 23 años en un accidente de tránsito. Recuerda que el joven integrante de Fantasmas Morales Moralitos fue despedido por sus compañeros en una cancha, donde anotaron un último gol en su honor antes de su entierro.
EL GOL COMO LLAVE
Chío honra los apellidos Ladino Veizaga con juego, disciplina y presencia. Lo demostró desde su paso por la Sub-20 de La Paz, su llegada a la categoría Mayor y el rendimiento en la Asociación, donde su número de celular circula entre los contactos de dirigentes que buscan refuerzos para los torneos de las ligas de barrio.
“Sí, estoy siempre ahí (solicitada). Sin embargo, por el estudio voy a algunos y otros trato de priorizar”, confesó la goleadora, que jugó en la Liga Obrera bajo el escudo de Máquina Vieja, también sus goles llegaron a torneos en los Yungas y Quime, aprovechando los fines de semana, mientras estudia de lunes a sábado.
Por lo que cuenta, el futsal femenino está siendo visibilizado, “y eso es muy bueno, se ve practicar a más chicas”, ocupando un terreno que parecía ajeno o distante.
Queda pendiente la cena de celebración por el título ganado para La Paz, una reunión en la que se hablará de los sueños, del proceso y el trabajo duro por delante.
“Tener este triunfo personal y como grupo me ayudó bastante, esperemos que se pueda dar una Selección Nacional, una Copa Libertadores”, finalizó Chío, agradecida con sus compañeras, familiares y amistades.
Por Max Rodolfo Vino Arcaya